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La adopción es solo mediante Jesucristo
1Digo, pues: mientras el heredero es menor de edad, en nada es diferente del siervo, aunque sea el dueño de todo, 2sino que está bajo guardianes y tutores hasta la edad señalada por el padre. 3Así también nosotros, mientras éramos niños, estábamos sujetos a servidumbre bajo las cosas elementales del mundo.
4Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, 5a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. 6Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: «¡Abba! ¡Padre!». 7Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios.
No se vuelvan a la esclavitud
8Pero en aquel tiempo, cuando ustedes no conocían a Dios, eran siervos de los que por naturaleza no son dioses. 9Pero ahora que conocen a Dios, o más bien, que son conocidos por Dios, ¿cómo es que se vuelven otra vez a las cosas débiles, inútiles y elementales, a las cuales desean volver a estar esclavizados de nuevo? 10Ustedes observan los días, los meses, las estaciones y los años. 11Temo que quizá he trabajado en vano por ustedes.
12Les ruego, hermanos, háganse como yo, pues yo también me he hecho como ustedes. Ningún agravio me han hecho. 13Pero saben que fue por causa de una enfermedad física que les prediqué el evangelio la primera vez. 14Y lo que para ustedes fue una prueba en mi condición física, que no despreciaron ni rechazaron, sino que me recibieron como un ángel de Dios, como a Cristo Jesús mismo.
15¿Dónde está, pues, aquel sentido de bendición que tuvieron? Pues testigo soy en favor de ustedes de que de ser posible, se hubieran sacado los ojos y me los hubieran dado. 16¿Me he vuelto, por tanto, enemigo de ustedes al decirles la verdad? 17Algunos les tienen celo, no con buena intención, sino que quieren excluirlos a fin de que ustedes muestren celo por ellos. 18Es bueno mostrar celo con buena intención siempre, y no solo cuando yo estoy presente con ustedes. 19Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes, 20quisiera estar presente con ustedes ahora y cambiar mi tono, pues estoy perplejo en cuanto a ustedes.
Alegoría de la libertad en Cristo
21Díganme, los que desean estar bajo la ley, ¿no oyen a la ley? 22Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la sierva y otro de la libre. 23Pero el hijo de la sierva nació según la carne, y el hijo de la libre por medio de la promesa.
24Esto contiene una alegoría, pues estas mujeres son dos pactos. Uno procede del monte Sinaí que engendra hijos para ser esclavos; este es Agar. 25Ahora bien, Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, porque ella está en esclavitud con sus hijos. 26Pero la Jerusalén de arriba es libre; esta es nuestra madre. 27Porque escrito está:
«Regocíjate, oh estéril, la que no concibes;
Prorrumpe y clama, tú que no tienes dolores de parto,
Porque más son los hijos de la desolada,
Que de la que tiene marido».
28Y ustedes, hermanos, como Isaac, son hijos de la promesa.
29Pero así como entonces el que nació según la carne persiguió al que nació según el Espíritu, así también sucede ahora. 30Pero, ¿qué dice la Escritura?
«Echa fuera a la sierva y a su hijo,
Pues el hijo de la sierva no será heredero con el hijo de la libre».
31Así que, hermanos, no somos hijos de la sierva, sino de la libre.
Desde el inicio de los tiempos Dios se comunica con nosotros. Para ello la sagrada Biblia es un vehículo muy poderoso, ya que es la palabra del Señor plasmada en negro sobre blanco. Como ya sabrás, existen varias versiones de las Sagradas Escrituras, hechas en pos de una mejor comprensión de la palabra del Señor. En la versión 'Nueva Biblia de las Américas' encontramos que el capítulo 4 del Gálatas se nos muestra de la forma que podemos ver a continuación.
El libro Gálatas de la Biblia tiene 6 capítulos. Y en el capítulo 4 podemos encontrar 31 versículos, en los que Dios nos revela sus enseñanzas y nos indica a través de su inmensa sabiduría, amor y bondad, la forma en la que debemos obrar y acercarnos a Él.
No nos cabe duda de que leyendo el capítulo 4 del libro Gálatas de la versión 'Nueva Biblia de las Américas' de la Sagrada Biblia te será fácil comprender como nuestro amado Padre nunca nos deja solos, y que en los textos que dejó para nosotros es posible hallar todas las respuestas que necesitamos. Recuerda que siempre puedes leer el capítulo 4 en alguna de las otras versiones de la Biblia que tenemos para ti, aunque es un ejercicio muy interesante que hayas optado por leer ahora el capítulo 4 de la versión 'Nueva Biblia de las Américas' de la Santa Biblia.