<

Daniel 9

>
9
Daniel le pide a Dios por su gente
1-4Daniel también escribió:
«Un día, yo estaba leyendo el libro del profeta Jeremías. Cuando llegué al pasaje donde Dios le anuncia al profeta que Jerusalén quedaría destruida durante setenta años, decidí ayunar. Luego me vestí con ropas ásperas, me senté sobre ceniza, y comencé a pedirle a Dios por mi pueblo. Cuando esto sucedió, el rey Darío llevaba un año de reinar sobre los babilonios. Darío era hijo del rey Asuero, y pertenecía al pueblo de los medos.
»Yo le dije a Dios en mi oración:
“Dios mío, tú eres grande y poderoso. Tú siempre cumples lo que prometes, y muestras tu amor a quienes te aman y te obedecen. Por eso, tengo que reconocer 5que hemos pecado. Nos hemos portado muy mal contigo; hemos vivido como si tú no existieras, y te hemos desobedecido. 6Los profetas hablaron de ti a nuestros reyes y a nuestros jefes, y también a nuestros padres y a todos nosotros. Pero nunca ninguno de nosotros les hizo caso.
7”Dios mío, tú eres justo. Por eso nos sentimos muy avergonzados. Así se sienten los que viven en Jerusalén, y también los que viven en los países lejanos, adonde los expulsaste por haber pecado contra ti.
8”Dios mío, todos estamos muy avergonzados por haber pecado contra ti. Están avergonzados nuestros reyes, nuestros jefes y nuestros padres. 9Pero tú nos entiendes, y habrás de perdonarnos.
”Todos nosotros hemos pecado contra ti. 10-14No te hemos hecho caso, ni hemos obedecido las enseñanzas que nos diste por medio de tus profetas. No te hemos buscado, ni hemos dejado de hacer lo malo.
”Dios nuestro, tú ya nos lo habías advertido. Si no nos portábamos bien, caerían sobre nosotros maldiciones y castigos. Así nos lo había enseñado Moisés, que siempre estuvo a tu servicio. Y ya has cumplido tus amenazas contra nosotros y nuestros gobernantes. Nunca antes habías castigado a nadie como nos has castigado a nosotros. ¡La destrucción de Jerusalén ha sido terrible! Pero tú eres justo en todo lo que haces. Tú eres nuestro Dios, y ni así te hemos escuchado.
15-16”Dios nuestro, en el pasado tú nos diste muestras de tu gran poder. Tú sacaste de Egipto a tu pueblo, y desde entonces te hiciste muy famoso. Además, sabemos que eres muy bondadoso. Es verdad que hemos pecado y que hemos hecho lo malo, pero te rogamos que ya no te enojes contra Jerusalén. Todos los pueblos vecinos se burlan de ella y de tu pueblo. De eso tenemos la culpa nosotros y nuestros padres. Lo reconocemos. ¡Pero recuerda que Jerusalén es tu ciudad, y que está en tu monte santo!
17”Por favor, Dios nuestro, escucha mi oración y mis ruegos. Por tu propio honor, te ruego que mires la triste situación en que ha quedado tu templo, y nos muestres tu amor. 18¡Escúchame, Dios mío! ¡Mira cómo ha quedado destruida la ciudad donde te adoramos!
”Si te pedimos esto, no es porque creamos que somos buenos, ni porque creamos merecer lo que te pedimos. Lo hacemos porque creemos que tú eres muy compasivo y bondadoso. 19¡Escúchanos, Dios mío, y perdónanos! ¡Atiéndenos, y ven en nuestra ayuda! ¡Dios mío, te lo pedimos por ti mismo, por tu ciudad y por tu pueblo, que te adora!”
20»Mientras yo estaba orando por Jerusalén, y pidiendo perdón por mis pecados y los de mi pueblo, 21llegó volando el ángel Gabriel, que ya se me había aparecido en sueños. Ya casi era la hora de presentar a Dios las ofrendas de la tarde. 22Y Gabriel me dijo:
“Escucha, Daniel: vengo para ayudarte a entender todo esto. 23Dios te quiere mucho, así que tan pronto como empezaste a orar, Dios contestó tus oraciones. Y yo he venido a darte su respuesta. Pon mucha atención, para que entiendas lo que quiere decir tu sueño.
24”Tienen que pasar setenta semanas
para que termine el castigo
contra tu pueblo y la ciudad santa,
y Dios les perdone su maldad.
Tienen que pasar setenta semanas
para que lleguen a su fin
la desobediencia y el pecado.
Al cabo de ese tiempo
siempre habrá justicia,
y sucederá lo que viste,
y Dios cumplirá su promesa.
Su santo templo será purificado,
y se le volverá a dedicar.
25”Tú debes entender bien esto:
Pasarán siete semanas
desde que se dé la orden
de arreglar y reconstruir Jerusalén,
hasta la llegada del Príncipe elegido.
Las calles de Jerusalén
y sus muros reconstruidos
durarán sesenta y dos semanas.
¡Serán días de angustia y tristeza!
26”Pasadas las sesenta y dos semanas,
vendrá un rey con su ejército
y matará al Príncipe elegido.
¡Jerusalén y el templo
serán destruidos por completo!
El fin llegará de repente,
como llega una inundación.
¡La guerra y las destrucciones
que habían sido anunciadas
seguirán hasta que llegue el fin!
27Durante una semana más,
ese rey malvado hará un pacto
con gran número de gente;
pero a la mitad de la semana
prohibirá que se hagan ofrendas,
y en el altar de los sacrificios
se ofenderá gravemente a Dios.
Después de eso, Dios destruirá
al malvado que lo ofendió”».

Desde el inicio de los tiempos Dios se comunica con nosotros. Para ello la sagrada Biblia es un vehículo muy poderoso, ya que es la palabra del Señor plasmada en negro sobre blanco. Como ya sabrás, existen varias versiones de las Sagradas Escrituras, hechas en pos de una mejor comprensión de la palabra del Señor. En la versión 'Traducción en Lenguaje Actual' encontramos que el capítulo 9 del Daniel se nos muestra de la forma que podemos ver a continuación.

El libro Daniel de la Biblia tiene 12 capítulos. Y en el capítulo 9 podemos encontrar 27 versículos, en los que Dios nos revela sus enseñanzas y nos indica a través de su inmensa sabiduría, amor y bondad, la forma en la que debemos obrar y acercarnos a Él.

No nos cabe duda de que leyendo el capítulo 9 del libro Daniel de la versión 'Traducción en Lenguaje Actual' de la Sagrada Biblia te será fácil comprender como nuestro amado Padre nunca nos deja solos, y que en los textos que dejó para nosotros es posible hallar todas las respuestas que necesitamos. Recuerda que siempre puedes leer el capítulo 9 en alguna de las otras versiones de la Biblia que tenemos para ti, aunque es un ejercicio muy interesante que hayas optado por leer ahora el capítulo 9 de la versión 'Traducción en Lenguaje Actual' de la Santa Biblia.