Cuando ya el sol se ponía, corrió la voz entre las filas del ejército: «¡Cada cual a su pueblo y a su tierra
Y á puesta del sol salió un pregón por el campo, diciendo: ¡Cada uno á su ciudad, y cada cual á su tierra!
Y a la puesta del sol salió un pregón por el campamento, diciendo: ¡Cada uno a su ciudad, y cada cual a su tierra!
A la puesta del sol corrió un pregón por el campamento que decía: «¡Cada uno a su ciudad y cada cual a su tierra!
Y a la puesta del sol salió un pregón por el campamento, diciendo: ¡Cada uno a su ciudad, y cada cual a su tierra!
Y à puesta del Sol paſſó vn pregon por el campo diziendo: Cada vno ſe vaya à ſu ciudad: y cada vno à ſu tierra.
Cuando ya el sol se ponía, corrió la voz entre las filas del ejército: «¡Cada cual a su pueblo y a su tierra
Cuando ya el sol se ponía, corrió la voz entre las filas del ejército: «¡Cada cual a su pueblo y a su tierra
A la puesta del sol comenzó a correr la voz en el campo de batalla: — ¡Cada uno a su pueblo y a su tierra!
A la puesta del sol, pasó un grito por el ejército que decía: Cada hombre a su ciudad y cada uno a su tierra.
Cuando se ponía el sol, gritaron en el campamento: «¡Vuelva cada uno a su ciudad y a su propia tierra!»
A la puesta del sol comenzó a correr la voz en el campo de batalla: —¡Cada uno a su pueblo y a su tierra!
Cuando el sol se estaba poniendo, se corrió la voz por el campamento: «¡El rey ha muerto! ¡Que todos regresen a sus ciudades! ¡Que cada uno vaya a su casa!». Fue así como murió el rey Acab. Llevaron s
A la puesta del sol, pasó un grito por el ejército que decía: «Cada hombre a su ciudad y cada uno a su tierra».
Justo cuando se ponía el sol, este clamor recorrió las filas israelitas: «¡Estamos perdidos! ¡Sálvese quien pueda!».
Ya se ponía el sol cuando por todo el ejército se difundió un clamor: «Cada hombre a su ciudad; ¡todo el mundo a su tierra!»
Al ocultarse el sol, salió un pregón por el campamento: ¡Cada uno a su ciudad! ¡Cada uno a su tierra!
A la puesta del sol salió una proclama por todo el campamento, diciendo: —¡Cada uno a su ciudad! ¡Cada uno a su tierra!
Al ponerse el sol, un pregonero clamó: «¡Regresen todos a su ciudad y a su tierra!»
Y á puesta del sol salió un pregón por el campo, diciendo: Cada uno á su ciudad, y cada cual á su tierra!
Al anochecer, se corrió la voz en todo el ejército: «¡El rey ha muerto! ¡Cada uno regrese a su ciudad y a su tierra!» Después llevaron el cuerpo del rey a Samaria y lo enterraron allí.
Al anochecer, se corrió la voz en todo el ejército: «¡El rey ha muerto! ¡Cada uno regrese a su ciudad y a su tierra!» Después llevaron el cuerpo del rey a Samaria y lo enterraron allí.
Hay que tomar continuamente en cuenta el versículo 1 Reyes, 22:36 de La Santa Biblia para reflexionar en torno a él.Quizás sería adecuado preguntarse ¿Qué quiso decirnos Nuestro Padre que está en los Cielos con el versículo 1 Reyes, 22:36? ¿En qué momentos de nuestra vida cotidiana seremos capaces de poner en práctica aquello que hemos alcanzado a saber gracias al versículo 1 Reyes, 22:36 de la Santa Biblia?
Hacer un análisis profundo acerca de el versículo 1 Reyes, 22:36 nos ayuda a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a avanzar en nuestro camino hacia la Gracia de Dios, por esa razón es útil apoyarse en el versículo 1 Reyes, 22:36 siempre que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir de modo que podamos saber cómo actuar o para traer paz a nuestras almas.