¡Escucha, Señor, mi voz!, ¡atiendan tus oídos mi grito suplicante!
Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos A la voz de mi súplica.
Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos A la voz de mi súplica.
Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi oración.
Señor, oye mi boz. Sean tus orejas atentas à la boz de mi oraciõ.
¡Escucha, Señor, mi voz!, ¡atiendan tus oídos mi grito suplicante!
¡Escucha, Señor, mi voz!, ¡atiendan tus oídos mi grito suplicante!
Dios mío, escucha mi grito; que tus oídos atiendan mi voz suplicante.
¡Señor, oye mi voz! Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas.
Señor, escucha mi voz; escucha mi grito de súplica.
Dios mío, escucha mi grito; que tus oídos atiendan mi voz suplicante.
Escucha mi lamento, SEÑOR. Atiende mi oración.
¡Señor, oye mi voz! Estén atentos Tus oídos A la voz de mis súplicas.
Escucha mi clamor, oh Señor. Presta atención a mi oración.
Escucha, Señor, mi voz. Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.
¡Oh ʼADONAY, escucha mi voz! Estén atentos tus oídos A la voz de mis súplicas.
Señor, escucha mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
¡Escucha, Señor, mi voz! ¡Que no se cierren tus oídos al clamor de mi súplica!
Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos A la voz de mi súplica.
¡Escúchame, Dios mío! ¡Presta oído a mis gritos que te piden compasión!
¡Escúchame, Dios mío! ¡Presta oído a mis gritos que te piden compasión!
El versiculo Salmos, 130:2 de La Biblia es algo que es muy recomendable tomar continuamente en consideración con la finalidad de meditar en torno a él.Quizás deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué pretendía decirnos Dios Padre con el versículo Salmos, 130:2? ¿Cuáles serán las coyunturas de nuestro día a día en que tenemos la oportunidad de hacer valer aquello que hemos llegado a saber gracias al versículo Salmos, 130:2 de la Santa Biblia?
El hecho de reflexionar sobre el versículo Salmos, 130:2 nos resulta fundamental para llegar a a ser mejores cristianos y a aproximarnos más a Dios, por eso es aconsejable servirse del versículo Salmos, 130:2 cada vez que nos pueda servir de guía y así saber cómo actuar o para traer el sosiego a nuestro espíritu.