Y yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el rollo, ni de mirarlo.
Y yo lloraba mucho, porque no había sido hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y lloraba yo mucho, porque no se hallaba a nadie que fuera digno de abrir el libro, ni siquiera de mirarlo.
Y yo lloraba mucho, porque no había sido hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y yo lloraua mucho, porque no auia sido hallado niguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el rollo, ni de mirarlo.
Y yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el rollo, ni de mirarlo.
Entonces rompí a llorar a lágrima viva porque nadie fue considerado digno de abrir el libro y ni siquiera de mirarlo.
Y yo lloraba mucho, porque nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de mirar su contenido.
Yo me puse a llorar mucho, pues no se había encontrado a nadie que mereciera abrir el rollo y leer lo que decía.
Entonces rompí a llorar a lágrima viva porque nadie fue considerado digno de abrir el libro y ni siquiera de mirarlo.
No pude contener el dolor que me embargó ante la desgracia de que no hubiera nadie digno de revelarnos el contenido del pergamino, y rompí a llorar.
Yo lloraba mucho, porque nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de mirar su contenido.
Entonces comencé a llorar amargamente porque no se encontraba a nadie digno de abrir el rollo y leerlo
Y lloraba yo mucho porque no se había encontrado a nadie que fuera digno de abrir el rollo ni de examinar su contenido.
Yo lloraba mucho porque no se halló alguno digno de abrir el rollo, ni de leerlo ni de mirarlo.
Y yo lloraba mucho, porque ninguno fue hallado digno de abrir el libro; ni siquiera de mirarlo.
Yo lloraba mucho al ver que no había nadie digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y yo lloraba mucho, porque no había sido hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Yo me puse a llorar mucho, porque no había quien pudiera hacerlo.
Yo me puse a llorar mucho, porque no había quien pudiera hacerlo.
Es conveniente tener continuamente presente el versículo Apocalipsis, 5:4 de La Sagrada Biblia para meditar acerca de él.Quizás deberíamos preguntarnos ¿Qué quiso manifestarnos Nuestro Padre que está en los Cielos con el versículo Apocalipsis, 5:4? ¿Cuáles son los momentos de nuestro día a día en que tenemos la oportunidad de hacer valer lo que aprendemos gracias al versículo Apocalipsis, 5:4 de La Sagrada Biblia?
El hecho de reflexionar acerca de el versículo Apocalipsis, 5:4 nos resulta fundamental para llegar a a ser mejores personas y a acercarnos más a Dios, por ese motivo es útil apoyarse en el versículo Apocalipsis, 5:4 todas y cada una de las veces que nos pueda servir de guía de modo que podamos saber cómo actuar o para traer la tranquilidad a nuestros corazones y almas.