Porque el hombre digno de aprobación no es el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.
Porque no el que se alaba á sí mismo, el tal es aprobado; mas aquel a quien Dios alaba.
porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.
No es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.
Porque no el que se alaba a sí mismo es aprobado; sino aquel a quien Dios alaba.
Porque no el que ſe alaba à ſi mismo el tal luego es aprouado?? mas aquel à quien Dios alaba.
Porque el hombre digno de aprobación no es el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.
Porque el hombre digno de aprobación no es el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.
pues no queda acreditado como bueno el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.
Porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.
Pues no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.
pues no queda acreditado como bueno el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.
Porque la persona que de veras es digna de aprobación no es la que se alaba a sí misma, sino aquella a la que el Señor alaba.
Porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.
Cuando la gente se alaba a sí misma, ese elogio no sirve de mucho. Lo importante es que los elogios provengan del Señor.
Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien recomienda el Señor.
Pues no es recomendado aquel mismo que se aprueba, sino aquel a quien recomienda el Señor.
Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo sino aquel a quien Dios recomienda.
porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.
Porque no el que se alaba á sí mismo, el tal es aprobado; mas aquel á quien Dios alaba.
La persona que merece aplausos no es la que habla bien de sí misma, sino aquella de quien el Señor habla bien.
La persona que merece aplausos no es la que habla bien de sí misma, sino aquella de quien el Señor habla bien.
Es preciso tener siempre presente el versículo 2 Corintios, 10:18 de los Textos Sagrados que componen la Biblia con el objetivo de analizarlo y pensar en torno a él.Quizás sería bueno preguntarse ¿Qué pretendía proponernos Dios Padre con el versículo 2 Corintios, 10:18? ¿En qué momentos de nuestra vida cotidiana podemos aprovechar aquello que hemos alcanzado a saber gracias al versículo 2 Corintios, 10:18 de La Biblia?
Hacer un análisis profundo en relación con el versículo 2 Corintios, 10:18 nos supone una ayuda a ser mejores cristianos y a acercarnos más a Dios, por eso es oportuno recurrir al versículo 2 Corintios, 10:18 en todas aquellas ocasiones en que pueda servirnos de guía de modo que podamos saber qué pasos dar o para traer paz a nuestro espíritu.