Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo: —Esperen a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé.
Y estando juntos, les mandó que no se fuesen de Jerusalem, sino que esperasen la promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí.
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
Y estando juntos, les ordenó: —No salgáis de Jerusalén, sino esperad la promesa del Padre, la cual oísteis de mí
Y juntándolos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran la Promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí.
Y juntandolos, les mandó, que no ſe fueſſen de Ieruſalem; mas que eſperaſſen la Promeſſa del Padre, que oystes, dize, de mi.
Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo: —Esperen a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé.
Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo: —Esperen a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé.
Con ocasión de una comida que tuvo con ellos, les ordenó: — No se marchen de Jerusalén; esperen a que el Padre cumpla la promesa de que les hablé
Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de mí
En una ocasión estaban comiendo y les ordenó que no se fueran de Jerusalén: —Quédense aquí para recibir la promesa del Padre, de la cual ya les he hablado.
Con ocasión de una comida que tuvo con ellos, les ordenó: —No se marchen de Jerusalén; esperen a que el Padre cumpla la promesa de que les hablé
Estando con ellos, les mandó que no salieran de Jerusalén hasta que, tal como ya les había dicho, recibieran la promesa del Padre.
Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: «La cual», les dijo, «oyeron de Mí
Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: «No se vayan de Jerusalén hasta que el Padre les envíe el regalo que les prometió, tal como les dije antes.
Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: —No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado
Se reunieron y les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre que Él les anunció
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran el cumplimiento de la promesa del Padre, “de la cual me oyeron hablar
Mientras estaban juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que les dijo: «Esperen la promesa del Padre, la cual ustedes oyeron de mí.
Y estando juntos, les mandó que no se fuesen de Jerusalem, sino que esperasen la promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí.
hasta el día en que subió al cielo. Jesús murió en una cruz, pero resucitó y luego se apareció a los apóstoles que había elegido. Durante cuarenta días les demostró que realmente estaba vivo, y siguió
hasta el día en que subió al cielo. Jesús murió en una cruz, pero resucitó y luego se apareció a los apóstoles que había elegido. Durante cuarenta días les demostró que realmente estaba vivo, y siguió
El versiculo Hechos, 1:4 de La Sagrada Biblia consiste en algo que deberíamos tener siempre presente para reflexionar sobre él.Quizás sería acertado cuestionarse ¿Qué intentaba proponernos Dios Padre con el versículo Hechos, 1:4? ¿Cuáles son las ocasiones de nuestro día a día en que podemos poner en práctica aquello que hemos aprendido gracias al versículo Hechos, 1:4 de la Santa Biblia?
Reflexionar en torno a lo que se refiere el versículo Hechos, 1:4 nos resulta fundamental para llegar a a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a elevar nuestra alma hacia Dios, por esa razón es bueno acudir al versículo Hechos, 1:4 cada vez que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir para saber cómo proceder o para traer paz a nuestros corazones y almas.