Pero el faraón contestó: —¿Y quién es “el Señor”, para que yo le obedezca y deje ir a los israelitas? Ni conozco al Señor, ni tampoco voy a dejar ir a los israelitas.
Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir á Israel? Yo no conozco á Jehová, ni tampoco dejaré ir á Israel.
Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.
Pero el faraón respondió: —¿Quién es Jehová para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.
Y el Faraón respondió: ¿Quién es el SEÑOR, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco al SEÑOR, ni tampoco dejaré ir a Israel.
Y Pharaon respondió: Quien es Iehoua, para que yo oyga ſu boz, y dexe yr à Iſrael? Yo no conozco à Iehoua, ni tãpoco dexaré yr à Iſrael.
Pero el faraón contestó: —¿Y quién es “el Señor”, para que yo le obedezca y deje ir a los israelitas? Ni conozco al Señor, ni tampoco voy a dejar ir a los israelitas.
Pero el faraón contestó: —¿Y quién es “el Señor”, para que yo le obedezca y deje ir a los israelitas? Ni conozco al Señor, ni tampoco voy a dejar ir a los israelitas.
Pero el faraón respondió: — ¿Quién es el Señor para que yo lo obedezca y deje salir a los israelitas? Ni conozco al Señor, ni dejaré salir a los israelitas.
Pero Faraón dijo: ¿Quién es el SEÑOR para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? No conozco al SEÑOR, y además, no dejaré ir a Israel.
Pero el faraón dijo: —¿Quién es el SEÑOR? ¿Por qué tengo que obedecerle y liberar a Israel? No conozco al SEÑOR y no voy a liberar a Israel.
Pero el faraón respondió: —¿Quién es el Señor para que yo lo obedezca y deje salir a los israelitas? Ni conozco al Señor, ni dejaré salir a los israelitas.
―¿Conque esas tenemos? —replicó el faraón—. ¿Quién es el SEÑOR para que yo tenga que obedecerlo y dejarlos ir? Yo no conozco al tal SEÑOR, así que no dejaré salir a Israel.
Pero Faraón dijo: «¿Quién es el SEÑOR para que yo escuche Su voz y deje ir a Israel? No conozco al SEÑOR, y además, no dejaré ir a Israel».
—¿Ah sí? —replicó el faraón—. ¿Y quién es ese SEÑOR? ¿Por qué tendría que escucharlo y dejar ir a Israel? Yo no conozco a ese tal SEÑOR y no dejaré que Israel se vaya.
—¿Y quién es el SEÑOR —respondió el faraón— para que yo le obedezca y deje ir a Israel? ¡Ni conozco al SEÑOR, ni voy a dejar que Israel se vaya!
Pero Faraón respondió: ¿Quién es YAVÉ para que yo obedezca su voz y deje ir a Israel? ¡No conozco a YAVÉ ni dejaré ir a Israel!
Pero el faraón respondió: —¿Quién es el SEÑOR para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco al SEÑOR ni tampoco dejaré ir a Israel.
Pero el faraón respondió: «¿Y quién es “el Señor”, para que yo le haga caso y deje ir a Israel? Yo no conozco al Señor, ni tampoco dejaré ir a Israel.»
Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir á Israel? Yo no conozco á Jehová, ni tampoco dejaré ir á Israel.
Pero el rey contestó: —¿Y quién es ese Dios? ¿Por qué tendría yo que obedecerlo? ¡No conozco a ningún Dios de los israelitas, ni tampoco voy a dejar que ustedes se vayan!
Pero el rey contestó: —¿Y quién es ese Dios? ¿Por qué tendría yo que obedecerlo? ¡No conozco a ningún Dios de los israelitas, ni tampoco voy a dejar que ustedes se vayan!
Nos conviene tomar constantemente en consideración el versículo Éxodo, 5:2 de los Textos Sagrados que componen la Biblia con el propósito de meditar en torno a él. Acaso deberíamos preguntarnos ¿Qué intentaba decirnos Dios Padre con el versículo Éxodo, 5:2? ¿Cuáles serán las coyunturas de nuestra vida cotidiana en que tenemos la oportunidad de hacer valer lo que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Éxodo, 5:2 de La Sagrada Biblia?
El hecho de reflexionar acerca de el versículo Éxodo, 5:2 nos supone una ayuda a ser mejores personas y a aproximarnos más a Dios, esa es la razón por la cual es útil apoyarse en el versículo Éxodo, 5:2 cada vez que pueda servirnos de guía para saber cómo actuar o para traer la paz a nuestras almas.