Génesis, 9:28
Después del diluvio, Noé vivió todavía trescientos cincuenta años
Y vivió Noé después del diluvio trescientos y cincuenta años.
Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años.
Después del diluvio, Noé vivió trescientos cincuenta años.
¶ Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años.
Y biuió Noe deſpues del diluuio, trezientos y cincuenta años.
Después del diluvio, Noé vivió todavía trescientos cincuenta años
Después del diluvio, Noé vivió todavía trescientos cincuenta años
Después del diluvio, Noé vivió trescientos cincuenta años
Y vivió Noé trescientos cincuenta años después del diluvio.
Después del diluvio Noé vivió 350 años más.
Después del diluvio, Noé vivió trescientos cincuenta años
Noé vivió otros trescientos cincuenta años después del diluvio
Noé vivió 350 años después del diluvio.
Noé vivió trescientos cincuenta años más después del gran diluvio.
Después del diluvio Noé vivió trescientos cincuenta años más
Noé vivió 350 años después del diluvio.
Noé vivió después del diluvio trescientos cincuenta años.
Después del diluvio Noé vivió trescientos cincuenta años
Y vivió Noé después del diluvio trescientos y cincuenta años.
Después de la inundación, Noé vivió trescientos cincuenta años más.
Después de la inundación, Noé vivió trescientos cincuenta años más.
El versiculo Génesis, 9:28 de La Sagrada Biblia es algo que nos conviene tomar siempre en consideración a fin de meditar sobre él.Tal vez deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué intentaba decirnos Dios, Creador del Cielo y de la Tierra con el versículo Génesis, 9:28? ¿Cuáles son los momentos de nuestro día a día en que tenemos la oportunidad de hacer valer aquello que hemos llegado a saber gracias al versículo Génesis, 9:28 de La Sagrada Biblia?
Meditar sobre el versículo Génesis, 9:28 nos resulta fundamental para llegar a a ser más agradables a los ojos de el Creador del Cielo y de la Tierra y a aproximarnos más a Dios, por eso es conveniente apoyarse en el versículo Génesis, 9:28 cuando creamos que necesitemos palabras que nos inspiren y guíen y así saber en qué forma acturar o para traer el sosiego a nuestro espíritu.
