Una de ellas tenía higos muy buenos, de los primeros en madurar, pero la otra tenía higos muy malos, tan malos que no se podían comer.
La una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que no se podían comer de malos.
Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de malos no se podían comer.
Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de tan malos no se podían comer.
Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que no se podían comer de malos.
La vna cesta tenta higos muy buenos como breuas: y la otra cesta tenia higos muy masos que no ſe podian comer de malos.
Una de ellas tenía higos muy buenos, de los primeros en madurar, pero la otra tenía higos muy malos, tan malos que no se podían comer.
Una de ellas tenía higos muy buenos, de los primeros en madurar, pero la otra tenía higos muy malos, tan malos que no se podían comer.
Una de las cestas contenía higos excelentes, como las brevas; la otra cesta contenía higos que no se podían comer de puro malos.
Una cesta tenía higos muy buenos, como los primeros higos maduros; y la otra tenía higos muy malos, que de podridos no se podían comer.
Dentro de una canasta había higos muy buenos, de los primeros en madurar; dentro de la otra había higos muy malos, tan malos que no se podían comer.
Una de las cestas contenía higos excelentes, como las brevas; la otra cesta contenía higos que no se podían comer de puro malos.
Vi dos canastas de higos colocadas frente al templo de Jerusalén. En una canasta había higos frescos, recién madurados, pero los de la otra cesta estaban echados a perder y mohosos, pudriéndose ya.
Una cesta tenía higos muy buenos, como los primeros higos maduros; y la otra tenía higos muy malos, que de podridos no se podían comer.
Una canasta estaba llena de higos frescos y maduros, mientras que la otra tenía higos malos, tan podridos que no podían comerse.
Una de ellas tenía higos muy buenos, como los que maduran primero; la otra tenía higos muy malos, tan malos que no se podían comer.
Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas, y la otra cesta tenía higos tan malos que no se podían comer.
Una de las canastas tenía higos muy buenos, como brevas; la otra canasta tenía higos muy malos, tan malos que no se podían comer.
En una de las cestas había unos higos tan buenos que parecían brevas; en la otra cesta había unos higos tan malos que no se podían comer.
La una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que no se podían comer de malos.
En una de las canastas había higos muy buenos, de los que maduran primero, pero en la otra canasta solo había higos podridos. Esos higos estaban tan malos que no se podían comer.
En una de las canastas había higos muy buenos, de los que maduran primero, pero en la otra canasta solo había higos podridos. Esos higos estaban tan malos que no se podían comer.
El versiculo Jeremías, 24:2 de La Biblia consiste en algo que es conveniente tomar en todo momento en consideración con el fin de hacer una reflexión acerca de él.Probablemente sería acertado cuestionarse ¿Qué intentaba proponernos Dios, Creador del Cielo y de la Tierra con el versículo Jeremías, 24:2? ¿En qué ocasiones de nuestra vida cotidiana tenemos la oportunidad de recurrir a lo que hemos llegado a saber gracias al versículo Jeremías, 24:2 de La Sagrada Biblia?
Meditar en relación con el versículo Jeremías, 24:2 nos ayuda a ser mejores cristianos y a elevar nuestra alma hacia Dios, por esa razón es conveniente apoyarse en el versículo Jeremías, 24:2 cada vez que nos pueda servir de guía de modo que podamos saber en qué forma acturar o para traer la tranquilidad a nuestro espíritu.