Pedro le contestó: —A los extranjeros. Jesús añadió: —Así pues, los propios súbditos no tienen que pagar nada.
Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos son francos.
Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos.
Pedro le respondió: —De los extraños. Jesús le dijo: —Luego los hijos están exentos.
Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos.
Pedro le dize, De los estraños. Dizele entonces Iesus, Luego francos ſon los hijos?
Pedro le contestó: —A los extranjeros. Jesús añadió: —Así pues, los propios súbditos no tienen que pagar nada.
Pedro le contestó: —A los extranjeros. Jesús añadió: —Así pues, los propios súbditos no tienen que pagar nada.
Pedro contestó: — De los extranjeros. Y Jesús añadió: — Por tanto, los súbditos están exentos.
Y cuando respondió: De los extraños, Jesús le dijo: Entonces los hijos están exentos.
Pedro le respondió: —Los que pagan los impuestos son los hijos de la otra gente. Entonces Jesús le dijo: —Es decir, que los hijos del rey no pagan impuestos.
Pedro contestó: —De los extranjeros. Y Jesús añadió: —Por tanto, los súbditos están exentos.
―A los extranjeros, claro —respondió Pedro.
«De los extraños», respondió Pedro. «Entonces los hijos están exentos», le dijo Jesús.
—Se los cobran a los que han conquistado —contestó Pedro. —Muy bien —dijo Jesús—, entonces, ¡los ciudadanos quedan exentos!
—A los demás —contestó Pedro. —Entonces los suyos están exentos —le dijo Jesús—.
Y respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Entonces los hijos están exentos.
Pedro le dijo: —De otros. Jesús le dijo: —Luego, los hijos están libres de obligación.
Pedro le respondió: «De los extraños». Jesús le dijo: «Por lo tanto, los hijos quedan exentos de pagarlos.
Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos son francos.
Pedro contestó: —A los extranjeros. Jesús dijo: —Entonces, los ciudadanos del reino no tienen que pagar impuestos.
Pedro contestó: —A los extranjeros. Jesús dijo: —Entonces, los ciudadanos del reino no tienen que pagar impuestos.
El versiculo San Mateo, 17:26 de La Biblia consiste en algo que es conveniente tomar continuamente en cuenta para analizarlo y pensar en torno a él. ¿Qué intentaba manifestarnos Nuestro Padre Todopoderoso con el versículo San Mateo, 17:26? ¿En qué coyunturas de nuestra vida diaria podemos hacer valer lo que hemos llegado a saber gracias al versículo San Mateo, 17:26 de La Sagrada Biblia?
Reflexionar sobre el versículo San Mateo, 17:26 nos es de gran ayuda a ser mejores personas y a elevar nuestra alma hacia Dios, por eso es oportuno apoyarse en el versículo San Mateo, 17:26 cuando creamos que necesitemos palabras que nos inspiren y guíen para saber cómo actuar o para traer la paz a nuestros corazones.