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Romanos, 3:28

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Romanos, 3:28

Así llegamos a esta conclusión: que Dios hace justo al hombre por la fe, independientemente del cumplimiento de la ley.


Así que, concluímos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la ley.


Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.


Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley.


Así que, concluimos que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.


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Así llegamos a esta conclusión: que Dios hace justo al hombre por la fe, independientemente del cumplimiento de la ley.


Así llegamos a esta conclusión: que Dios hace justo al hombre por la fe, independientemente del cumplimiento de la ley.


Sostengo, en efecto, que Dios restablece en su amistad al ser humano mediante la fe y no por la observancia de la ley.


Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley.


Por eso decimos que uno es aprobado por la fe y no por cumplir la ley.


Sostengo, en efecto, que Dios justifica al ser humano mediante la fe y no por la observancia de la ley.


En conclusión, podemos decir que Dios hace a la persona justa por la fe en Cristo y no en virtud de la obediencia a la ley.


Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley.


Así que somos hechos justos a los ojos de Dios por medio de la fe y no por obedecer la ley.


Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe y no por las obras que la Ley exige.


Concluimos, pues, que el hombre es declarado justo por la fe, sin las obras de la Ley.


Así que consideramos que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley.


Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.


Así que, concluímos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la ley.


Ante Dios, no tenemos nada de qué estar orgullosos. Pues Dios nos acepta porque confiamos en Jesucristo, y no por obedecer la ley de Moisés.


Ante Dios, no tenemos nada de qué estar orgullosos. Pues Dios nos acepta porque confiamos en Jesucristo, y no por obedecer la ley de Moisés.


Deberíamos tener en todo momento presente el versículo Romanos, 3:28 de los Textos Sagrados que componen la Biblia de manera que podamos hacer una reflexión acerca de él.Tal vez deberíamos preguntarnos ¿Qué intentaba manifestarnos Dios Nuestro Señor con el versículo Romanos, 3:28? ¿Cuáles son las ocasiones de nuestra vida cotidiana en que seremos capaces de poner en práctica lo que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Romanos, 3:28 de La Sagrada Biblia?

Dedicar tiempo a la meditación acerca de el versículo Romanos, 3:28 nos ayuda a ser más agradables a los ojos de el Creador del Cielo y de la Tierra y a acercarnos más a Dios, esa es la razón por la cual es bueno apoyarse en el versículo Romanos, 3:28 todas las veces que necesitemos palabras que nos inspiren y guíen de modo que podamos saber cómo proceder o para traer la paz a nuestro espíritu.