2 (6) Le pregunté: «¿A dónde vas?» Y él me contestó: «Voy a medir la ciudad de Jerusalén, para saber su largo y su ancho.»
Y díjele: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir á Jerusalem, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.
Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.
Y le dije: —¿A dónde vas? Él me respondió: —A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud.
Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.
Y dixele, Donde vas? Y el me respõdió, A medir à Ieruſalem, para ver quanta es ſu anchura, y quanta es ſu longura.
Le pregunté al ángel que estaba hablando conmigo qué significaban aquellos cuernos, y él me contestó: «Estos cuernos representan el poder de los que han dispersado por todas partes a los habitantes de
2 (6) Le pregunté: «¿A dónde vas?» Y él me contestó: «Voy a medir la ciudad de Jerusalén, para saber su largo y su ancho.»
Pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo: — ¿Qué representan esos cuernos? El ángel me respondió: — Representan el poder de quienes dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.
Y le dije: ¿Adónde vas? Y me respondió: A medir a Jerusalén para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud.
Le pregunté: —¿A dónde vas? Él me respondió: —Voy a medir a Jerusalén para saber su extensión.
Pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo: —¿Qué representan esos cuernos? El ángel me respondió: —Representan el poder de quienes dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.
Entonces le pregunté: «¿A dónde vas?». Y él me respondió: «Voy a medir a Jerusalén, pues quiero saber cuánto mide de ancho y cuánto de largo».
Y le dije: «¿Adónde vas?». «A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud», me respondió.
—¿Adónde vas? —le pregunté. —Voy a medir Jerusalén —me contestó— para ver cuánto mide de ancho y de largo.
Le pregunté: «¿A dónde vas?». Y él me respondió: «Voy a medir a Jerusalén. Quiero ver cuánto mide de ancho y cuánto de largo».
Y le pregunté: ¿A dónde vas? Y me respondió: A medir Jerusalén, para ver cuál es su anchura y su longitud.
Le pregunté: —¿A dónde vas? Y él me respondió: —A medir a Jerusalén, para ver cuál es su ancho y cuál es su largo.
Le pregunté: «¿A dónde vas?» Y él me respondió: «Voy a medir a Jerusalén, para ver cuánto mide de ancho y cuánto de largo.»
Y díjele: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir á Jerusalem, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.
2 (6) Le pregunté a dónde iba, y me dijo: «Voy a medir la ciudad de Jerusalén. Quiero saber cuánto mide de largo y cuánto de ancho».
2 (6) Le pregunté a dónde iba, y me dijo: «Voy a medir la ciudad de Jerusalén. Quiero saber cuánto mide de largo y cuánto de ancho».
Debemos tomar siempre en consideración el versículo Zacarías, 2:2 de La Santa Biblia de tal forma que podamos meditar acerca de él. ¿Qué quiso proponernos Dios Padre con el versículo Zacarías, 2:2? ¿En qué momentos de nuestra vida diaria podemos aplicar aquello que hemos llegado a saber gracias al versículo Zacarías, 2:2 de La Biblia?
Reflexionar acerca de el versículo Zacarías, 2:2 nos es de gran ayuda a ser mejores personas y a avanzar en nuestro camino hacia la Gracia de Dios, esa es la razón por la cual es oportuno acudir al versículo Zacarías, 2:2 cada vez que nos pueda servir de guía para saber qué pasos dar o para traer paz a nuestros corazones y almas.