1 Corintios, 2:11

¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en el corazón del hombre, sino solo el espíritu que está dentro del hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu de Dios sabe lo que hay en Dios.

Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

porque ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del mismo hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas que son de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Porque quien de los hombres sabe las coſas que ſon del hombre, ſino el eſpiritu del mismo hombre que eſtá enel? anſi tã poco nadie conoció las coſas que ſon de Dios ſino el Eſpiritu de Dios.

¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en el corazón del hombre, sino sólo el espíritu que está dentro del hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu de Dios sabe lo que hay en Dios.

¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en el corazón del hombre, sino solo el espíritu que está dentro del hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu de Dios sabe lo que hay en Dios.

¿Quién, en efecto, conoce lo íntimo del ser humano, sino el mismo espíritu humano que habita en su interior? Lo mismo pasa con las cosas de Dios: sólo el Espíritu divino las conoce.

Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Nadie puede saber los pensamientos de los demás. El único que sabe los pensamientos de alguien es el espíritu que está dentro de él. Igualmente, nadie sabe los pensamientos de Dios sino el Espíritu de

¿Quién, en efecto, conoce lo íntimo del ser humano, sino el mismo espíritu humano que habita en su interior? Lo mismo pasa con las cosas de Dios: solo el Espíritu divino las conoce.

Nadie sabe con exactitud lo que otro está pensando, excepto el espíritu de esa persona. Así, nadie conoce lo que piensa Dios, excepto el Espíritu de Dios.

Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Nadie puede conocer los pensamientos de una persona excepto el propio espíritu de esa persona y nadie puede conocer los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios.

En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.

¿Quién conoce los pensamientos del hombre, sino el espíritu humano que está en él? Asimismo nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Pues ¿quién de los hombres conoce las cosas profundas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así también, nadie ha conocido las cosas profundas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Porque ¿quién de entre los hombres puede saber las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así mismo, nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Nadie puede saber lo que piensa otra persona. Solo el espíritu de esa persona sabe lo que ella está pensando. De la misma manera, solo el Espíritu de Dios sabe lo que piensa Dios.

Hay que tomar continuamente en cuenta el versículo 1 Corintios, 2:11 de La Sagrada Biblia a fin de meditar acerca de él.Probablemente deberíamos preguntarnos ¿Qué trataba de proponernos Dios, Creador del Cielo y de la Tierra con el versículo 1 Corintios, 2:11? ¿Cuáles serán las coyunturas de nuestro día a día en que tenemos la oportunidad de hacer valer lo que hemos llegado a saber gracias al versículo 1 Corintios, 2:11 de la Santa Biblia?

Reflexionar sobre el versículo 1 Corintios, 2:11 nos es de gran ayuda a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a aproximarnos más a Dios, por esa cuestión es aconsejable recurrir al versículo 1 Corintios, 2:11 en todas aquellas ocasiones en que nos pueda servir de guía para saber cómo proceder o para traer paz a nuestro espíritu.