<

1 Corintios, 9:18

>

1 Corintios, 9:18

En este caso, mi recompensa es la satisfacción de anunciar el evangelio sin cobrar nada; es decir, sin hacer valer mi derecho a vivir del anuncio del evangelio.


¿Cuál, pues, es mi merced? Que predicando el evangelio, ponga el evangelio de Cristo de balde, para no usar mal de mi potestad en el evangelio.


¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.


¿Cuál, pues, es mi recompensa? Que, predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.


¿Qué premio, pues, tendré? Que predicando el Evangelio, ponga el Evangelio del Cristo de balde, por no hacer mal uso de mi potestad en el Evangelio.


Que premio pues tendre? Que predicando el Euangelro, põga el Euangelio del Chriſto debalde por no vsar mal de mi potestad en el Euangelio.


En este caso, mi recompensa es la satisfacción de anunciar el evangelio sin cobrar nada; es decir, sin hacer valer mi derecho a vivir del anuncio del evangelio.


En este caso, mi recompensa es la satisfacción de anunciar el evangelio sin cobrar nada; es decir, sin hacer valer mi derecho a vivir del anuncio del evangelio.


¿dónde está entonces mi recompensa? Está en el hecho de anunciar gratuitamente el mensaje evangélico, sin aprovecharme del derecho que me confiere el anuncio del mensaje.


¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Que al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho en el evangelio.


¿Y cuál es mi recompensa? Que puedo anunciar la buena noticia de salvación libremente y sin pedir nada a cambio. Es decir, que no hago uso del derecho que tengo de recibir un pago por mi trabajo de an


¿dónde está entonces mi recompensa? Está en el hecho de anunciar gratuitamente el evangelio, sin hacer uso del derecho que me confiere el evangelio.


Entonces, en estas circunstancias, ¿cuál es mi recompensa? Mi recompensa es la satisfacción de predicar el evangelio sin serle una carga económica a nadie, sin demandar mis derechos.


¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Que al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho como predicador del evangelio.


¿Cuál es, entonces, mi paga? Es la oportunidad de predicar la Buena Noticia sin cobrarle a nadie. Por esa razón, nunca reclamo mis derechos cuando predico la Buena Noticia.


¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Pues que al predicar el evangelio pueda presentarlo gratuitamente, sin hacer valer mi derecho.


¿Cuál, pues, es mi recompensa? Que al predicar las Buenas Noticias, las ofrezco gratuitamente, para no hacer pleno uso de mi derecho en la predicación de ellas.


¿Cuál es, pues, mi recompensa? Que predicando el evangelio, pueda yo presentarlo gratuitamente, para no abusar de mi derecho en el evangelio.


¿Cuál es, pues, mi recompensa? La de predicar el evangelio de Cristo de manera gratuita, para no abusar de mi derecho en el evangelio.


¿Cuál, pues, es mi merced? Que predicando el evangelio, ponga el evangelio de Cristo de balde, para no usar mal de mi potestad en el evangelio.


Pero entonces, ¿qué gano yo con eso? ¡Nada menos que la satisfacción de poder anunciar la buena noticia, sin recibir nada a cambio! Es decir, anunciarla sin hacer valer mi derecho de vivir de mi traba


Pero entonces, ¿qué gano yo con eso? ¡Nada menos que la satisfacción de poder anunciar la buena noticia, sin recibir nada a cambio! Es decir, anunciarla sin hacer valer mi derecho de vivir de mi traba


Deberíamos tomar constantemente en consideración el versículo 1 Corintios, 9:18 de los Textos Sagrados que componen la Biblia de manera que podamos meditar en torno a él. Acaso deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué pretendía proponernos Dios Padre con el versículo 1 Corintios, 9:18? ¿En qué ocasiones de nuestra vida cotidiana seremos capaces de recurrir a lo que aprendemos gracias al versículo 1 Corintios, 9:18 de la Santa Biblia?

Meditar acerca de el versículo 1 Corintios, 9:18 nos supone una ayuda a ser mejores cristianos y a aproximarnos más a Dios, por ese motivo es bueno apoyarse en el versículo 1 Corintios, 9:18 en todas aquellas ocasiones en que nos pueda servir de guía y así saber cómo proceder o para traer la serenidad a nuestros corazones.