Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma.
Porque aun estando con vosotros, os denunciábamos esto: Que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma.
Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
Y cuando estábamos con vosotros os ordenábamos esto: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
Porque aun estando con vosotros, os denunciábamos esto: Que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma.
Porque aun estando cõ vosotros hos denũciauamos eſto, Que ſi alguno no quisiere obrar, no coma.
Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma.
Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma.
Estando entre ustedes les inculcamos ya esta norma: el que no quiera trabajar, que tampoco coma.
Porque aun cuando estábamos con vosotros os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.
Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta orden: «El que no trabaje, que no coma».
Estando entre ustedes les inculcamos ya esta norma: el que no quiera trabajar, que tampoco coma.
Estando aún entre ustedes, pusimos una regla: «El que no trabaja, que tampoco coma».
Porque aun cuando estábamos con ustedes les ordenábamos esto: Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma.
Incluso mientras estábamos con ustedes les dimos la siguiente orden: «Los que no están dispuestos a trabajar que tampoco coman».
Porque, incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: «El que no quiera trabajar, que tampoco coma».
Aun cuando estábamos con ustedes les ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.
Aún estando con ustedes los amonestábamos así: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
Cuando estábamos con ustedes, también les ordenamos esto: «Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.»
Porque aun estando con vosotros, os denunciábamos esto: Que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma.
Cuando estábamos con ustedes, les decíamos que quien no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer.
Cuando estábamos con ustedes, les decíamos que quien no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer.
El versiculo 2 Tesalonicenses, 3:10 de La Santa Biblia consiste en algo que es aconsejable tomar siempre en consideración con el propósito de meditar acerca de él.Seguramente sería adecuado preguntarse ¿Qué quiso proponernos el Señor con el versículo 2 Tesalonicenses, 3:10? ¿Cuáles son los momentos de nuestro día a día en que seremos capaces de hacer valer lo que hemos llegado a saber gracias al versículo 2 Tesalonicenses, 3:10 de Las Sagradas Escrituras?
Dedicar tiempo a la meditación acerca de el versículo 2 Tesalonicenses, 3:10 nos resulta fundamental para llegar a a ser mejores personas y a acercarnos más a Dios, ese es el motivo por el cual es útil servirse del versículo 2 Tesalonicenses, 3:10 todas y cada una de las veces que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir de modo que podamos saber qué pasos dar o para traer la paz a nuestros corazones y almas.