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Génesis, 23:15

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Génesis, 23:15

—Escúcheme, señor mío: el terreno vale cuatrocientas monedas de plata. Por esa cantidad no vamos a discutir, así que entierre usted a su esposa.


Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata: ¿qué es esto entre mí y ti? entierra pues tu muerto.


Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu muerta.


—Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata, pero ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, a tu muerta.


Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre mí y ti? Entierra pues tu muerta.


Señor mio, escuchame, La tierra és de quatrocientos siclos de plata entre mi y ti: que es eſto? entierra tu muerto.


—Escúcheme, señor mío: el terreno vale cuatrocientas monedas de plata. Por esa cantidad no vamos a discutir, así que entierre usted a su esposa.


—Escúcheme, señor mío: el terreno vale cuatrocientas monedas de plata. Por esa cantidad no vamos a discutir, así que entierre usted a su esposa.


— Escúchame, señor mío: ¿qué es para ti o para mí un terreno que vale cuatrocientos siclos de plata? Anda, entierra a tu esposa difunta.


Señor mío, óyeme: una tierra que vale cuatrocientos siclos de plata, ¿qué es eso entre tú y yo? Sepulta, pues, a tu difunta.


—Señor, escúcheme. Esa tierra sólo vale 400 monedas de plata. Eso no es nada entre usted y yo. Ahora vaya y entierre a su esposa.


—Escúchame, señor mío: ¿qué es para ti o para mí un terreno que vale cuatrocientos siclos de plata? Anda, entierra a tu esposa difunta.


―Bueno, señor mío, la tierra cuesta cuatrocientas monedas de plata. Creo que eso es tan poco que no vamos a discutir por ello. Vaya y entierre a su esposa.


«Señor mío, escúcheme: una tierra que vale 400 siclos (4.56 kilos) de plata, ¿qué es eso entre usted y yo? Sepulte, pues, a su difunta».


—Mi señor, por favor, escúcheme. El campo vale cuatrocientas monedas de plata, ¿pero qué es eso entre amigos? Vaya y entierre a su esposa.


—Señor mío, escúcheme. El campo vale cuatrocientas monedas de plata. ¿Qué es eso entre nosotros? Vaya tranquilo y entierre a su esposa.


Mi ʼadón , escúchame: ¿Qué es entre tú y yo una parcela de 4,4 kilogramos de plata? Sepulta, pues, a tu difunta.


—Señor mío, escúchame: La tierra vale cuatro kilos y medio de plata. ¿Qué es esto entre tú y yo? Sepulta, pues, a tu difunta.


«Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientas monedas de plata; ¿qué es esa cantidad entre tú y yo? Ve y entierra a tu muerta.»


Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata: ¿qué es esto entre mí y ti? entierra pues tu muerto.


—Señor mío, el terreno vale cuatrocientas monedas de plata. Eso no es gran cosa entre usted y yo. ¡Vaya usted y entierre a su esposa!


—Señor mío, el terreno vale cuatrocientas monedas de plata. Eso no es gran cosa entre usted y yo. ¡Vaya usted y entierre a su esposa!


Hay que tener siempre presente el versículo Génesis, 23:15 de los Textos Sagrados que componen la Biblia de tal forma que podamos hacer una reflexión en torno a él.Quizás deberíamos preguntarnos ¿Qué trataba de manifestarnos el Señor con el versículo Génesis, 23:15? ¿Cuáles serán las coyunturas de nuestra vida diaria en que seremos capaces de hacer valer lo que aprendemos gracias al versículo Génesis, 23:15 de Las Sagradas Escrituras?

Reflexionar en relación con el versículo Génesis, 23:15 nos supone una ayuda a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a aproximarnos más a Dios, por ese motivo es útil acudir al versículo Génesis, 23:15 cada vez que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir de modo que podamos saber cómo proceder o para traer la tranquilidad a nuestras almas.