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Nahúm, 2:10

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Nahúm, 2:10

10 (11) Destruida, desierta, desolada, así está Nínive. Los corazones se deshacen de miedo, tiemblan las rodillas, a todos les faltan las fuerzas y los rostros pierden el color.


Vacía, y agotada, y despedazada está, y el corazón derretido: batimiento de rodillas, y dolor en todos riñones, y los rostros de todos tomarán negrura.


Vacía, agotada y desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas, dolor en las entrañas, rostros demudados.


»Vacía, agotada y desolada está, su corazón desfallece, le tiemblan las rodillas, tiene dolor en las entrañas; los rostros están demudados.


Vacía, agotada, y despedazada está, y el corazón derretido; batimiento de rodillas, y dolor en los riñones, y los rostros de todos tomarán negrura.


Vazîa, y agotada, y despedaçada quedará y el coraçon derretido: batimiento de rodillas, y dolor en todos riñones: y las hazes de todos ellos tomarán negregura.


¡Roben la plata! ¡Roben el oro! ¡Las riquezas de Nínive no tienen fin!


10 (11) Destruida, desierta, desolada, así está Nínive. Los corazones se deshacen de miedo, tiemblan las rodillas, a todos les faltan las fuerzas y los rostros pierden el color.


¡Saqueen la plata, saqueen el oro! El tesoro es magnífico, los objetos preciosos incontables.


¡Vacía está! Sí, desolada y desierta. Los corazones se derriten y las rodillas tiemblan; hay también angustia en todo el cuerpo, y los rostros de todos han palidecido.


Ahora está desolada, destruida, devastada. El corazón de la gente se derrite de miedo, las rodillas tiemblan de temor, se siente un vacío en el estómago y las caras palidecen.


¡Saqueen la plata, saqueen el oro! El tesoro es magnífico, los objetos preciosos incontables.


En poco tiempo la ciudad ha quedado como un matadero vacío. Los corazones laten acelerados de terror; tiemblan las rodillas; la gente se estremece de dolor y todos palidecen de espanto.


¡Vacía está! Sí, desolada y desierta. Los corazones se derriten y las rodillas tiemblan; Hay también angustia en todo el cuerpo, Y los rostros de todos han palidecido.


Pronto la ciudad es saqueada; queda vacía y en ruinas. Los corazones se derriten y tiemblan las rodillas. La gente queda horrorizada, con la cara pálida, temblando de miedo.


¡Destrucción, desolación, devastación! Desfallecen los corazones, tiemblan las rodillas, se estremecen los cuerpos, palidecen los rostros.


¡Está vacía, sí, está desolada y devastada! Desfallecen los corazones y se golpean las rodillas. La angustia está en todo el cuerpo y todos sus rostros palidecen.


¡Desolación, devastación y destrucción! Los corazones desfallecen, las rodillas tiemblan, los lomos se estremecen; las caras de todos palidecen.


Nínive queda vacía, vencida, despojada. El corazón le desfallece, le tiemblan las rodillas, le duelen las entrañas, su rostro palidece.


Vacía, y agotada, y despedazada está, y el corazón derretido: batimiento de rodillas, y dolor en todos riñones, y los rostros de todos tomarán negrura.


10 (11) Asiria, tu capital ha quedado destruida, arruinada y con poca gente; los que quedaron tiemblan de miedo, las fuerzas los abandonan, y el terror los deja pálidos.


10 (11) Asiria, tu capital ha quedado destruida, arruinada y con poca gente; los que quedaron tiemblan de miedo, las fuerzas los abandonan, y el terror los deja pálidos.


El versiculo Nahúm, 2:10 de La Santa Biblia consiste en algo que es conveniente tener constantemente presente con el propósito de analizarlo y pensar en torno a él.Quizás deberíamos preguntarnos ¿Qué trataba de manifestarnos el Señor con el versículo Nahúm, 2:10? ¿Cuáles serán las coyunturas de nuestro día a día en que seremos capaces de recurrir a lo que aprendemos gracias al versículo Nahúm, 2:10 de La Biblia?

Hacer un análisis profundo en torno a lo que se refiere el versículo Nahúm, 2:10 nos es de gran ayuda a ser más agradables a los ojos de el Creador del Cielo y de la Tierra y a aproximarnos más a Dios, por ese motivo es oportuno apoyarse en el versículo Nahúm, 2:10 en todas aquellas ocasiones en que pueda servirnos de guía y así saber en qué forma acturar o para traer la serenidad a nuestros corazones.