2 (3) No escondas de mí tu rostro cuando me encuentre angustiado; ¡dígnate escucharme!, ¡respóndeme pronto cuando te llame!
No escondas de mí tu rostro: en el día de mi angustia Inclina á mí tu oído; El día que te invocare, apresúrate á responderme.
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare.
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina a mí tu oído; apresúrate a responderme el día que te invoque
No escondas de mí tu rostro; en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; el día que te invocare, apresúrate a responderme.
Iehoua, oye mi oraciõ, y venga mi clamor à ti.
Señor, escucha mi oración, ¡permite que mi grito llegue a ti!
2 (3) No escondas de mí tu rostro cuando me encuentre angustiado; ¡dígnate escucharme!, ¡respóndeme pronto cuando te llame!
Señor, escucha mi ruego, que mi grito llegue a ti.
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina hacia mí tu oído; el día en que te invoco, respóndeme pronto.
No te apartes de mí cuando estoy angustiado. Escúchame, respóndeme pronto cuando ruego tu ayuda.
No me ocultes tu rostro cuando estoy angustiado; acerca hacia mí tu oído, respóndeme pronto si te llamo.
No te apartes de mí cuando estoy angustiado. Inclina tu oído y respóndeme pronto cuando te llamo
No escondas de mí Tu rostro en el día de mi angustia; Inclina hacia mí Tu oído; El día en que te invoco, respóndeme pronto.
No te alejes de mí en el tiempo de mi angustia. Inclínate para escuchar y no tardes en responderme cuando te llamo.
No escondas de mí tu rostro cuando me encuentro angustiado. Inclina a mí tu oído; respóndeme pronto cuando te llame.
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia. Inclina a mí tu oído. El día cuando te invoco apresúrate a responderme.
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina a mí tu oído. En el día en que te invoque apresúrate a responderme.
No te alejes de mí cuando me veas angustiado; inclina a mí tu oído, ¡respóndeme pronto cuando te invoque!
No escondas de mí tu rostro: en el día de mi angustia Inclina á mí tu oído; El día que te invocare, apresúrate á responderme.
1-2 (2-3) Dios mío, escucha mi oración; atiende a mis ruegos. No tardes en responderme cuando te llame; no me des la espalda cuando me encuentre angustiado.
1-2 (2-3) Dios mío, escucha mi oración; atiende a mis ruegos. No tardes en responderme cuando te llame; no me des la espalda cuando me encuentre angustiado.
El versiculo Salmos, 102:2 de La Biblia consiste en algo que hay que tomar continuamente en consideración con el propósito de hacer una reflexión en torno a él.Quizás deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué pretendía proponernos Nuestro Padre Todopoderoso con el versículo Salmos, 102:2? ¿En qué momentos de nuestro día a día tenemos la oportunidad de recurrir a lo que hemos aprendido gracias al versículo Salmos, 102:2 de La Biblia?
Meditar en relación con el versículo Salmos, 102:2 nos supone una ayuda a ser mejores cristianos y a aproximarnos más a Dios, esa es la cuestión por la cual es útil servirse del versículo Salmos, 102:2 cada vez que necesitemos una luz que nos guíe y así saber cómo proceder o para traer la paz a nuestro espíritu.