Feliz el hombre que no es mal intencionado y a quien el Señor no acusa de falta alguna.
Bienaventurado el hombre á quien no imputa Jehová la iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay superchería.
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño.
Bienaventurado el hombre a quien no contará el SEÑOR la iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
Bienauenturado el hombre à quien no contará Iehoua la iniquidad; ni ouiere en ſu eſpiritu engaño.
Feliz el hombre que no es mal intencionado y a quien el Señor no acusa de falta alguna.
Feliz el hombre que no es mal intencionado y a quien el Señor no acusa de falta alguna.
Dichoso aquel a quien el Señor no le imputa culpa alguna, ni en su espíritu alberga engaño.
¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el SEÑOR no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño!
Qué afortunados son los que el SEÑOR considera inocentes porque no mintieron en cuanto a sus pecados.
Dichoso aquel a quien el Señor no le imputa culpa alguna, ni en su espíritu alberga engaño.
¡Qué alivio tienen los que han confesado sus pecados y a quienes el SEÑOR ha borrado su registro de delincuencia y que viven en completa honestidad!
¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el SEÑOR no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño!
Sí, ¡qué alegría para aquellos a quienes el SEÑOR les borró la culpa de su cuenta, los que llevan una vida de total transparencia!
Dichoso aquel cuyo pecado el SEÑOR no le toma en cuenta, y en cuyo espíritu no hay engaño.
Inmensamente feliz es el hombre A quien YAVÉ no atribuye iniquidad, Y en el espíritu del cual no hay engaño.
Bienaventurado el hombre a quien el SEÑOR no atribuye iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
Dichoso aquel a quien el Señor ya no acusa de impiedad, y en el que no hay engaño.
Bienaventurado el hombre á quien no imputa Jehová la iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay superchería.
Tú bendices y declaras inocentes, a los que no actúan con malicia.
Tú bendices y declaras inocentes, a los que no actúan con malicia.
El versiculo Salmos, 32:2 de La Sagrada Biblia es algo que es preciso tomar siempre en consideración con el objetivo de meditar en torno a él.Tal vez deberíamos preguntarnos ¿Qué quiso proponernos Nuestro Padre Todopoderoso con el versículo Salmos, 32:2? ¿Cuáles serán las coyunturas de nuestro día a día en que seremos capaces de poner en práctica lo que hemos llegado a saber gracias al versículo Salmos, 32:2 de La Sagrada Biblia?
Discurrir y recapacitar acerca de el versículo Salmos, 32:2 nos resulta fundamental para llegar a a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a aproximarnos más a Dios, por esa razón es conveniente apoyarse en el versículo Salmos, 32:2 en todas aquellas ocasiones en que pueda servirnos de guía y así saber en qué forma acturar o para traer paz a nuestras almas.