El ángel que hablaba conmigo llevaba una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.
Y el que hablaba conmigo, tenía una medida de una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro.
El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
Y el que hablaba conmigo, tenía una caña de oro, para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro.
Y el que hablaua conmigo, tenia vna medida de vna caña de oro, para medir la Ciudad, y ſus puertas, y ſu muro.
El ángel que hablaba conmigo llevaba una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.
El ángel que hablaba conmigo llevaba una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.
El ángel que hablaba conmigo tenía una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y sus murallas.
Y el que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
El ángel que estaba hablando conmigo tenía una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.
El ángel que hablaba conmigo tenía una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y sus murallas.
El ángel traía en la mano una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y sus murallas.
El que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
El ángel que hablaba conmigo tenía en la mano una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.
El ángel que hablaba conmigo llevaba una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.
El que hablaba conmigo tenía una medida, una vara dorada, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
El que hablaba conmigo tenía una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.
Y el que hablaba conmigo, tenía una medida de una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro.
El ángel que me hablaba tenía una regla de oro, y con esa regla midió la ciudad, sus portones y su muralla.
El ángel que me hablaba tenía una regla de oro, y con esa regla midió la ciudad, sus portones y su muralla.
El versiculo Apocalipsis, 21:15 de La Biblia es algo que nos conviene tener constantemente presente con la finalidad de analizarlo y pensar en torno a él. Acaso deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué pretendía manifestarnos Dios Padre con el versículo Apocalipsis, 21:15? ¿En qué coyunturas de nuestra vida cotidiana tenemos la oportunidad de recurrir a aquello que hemos llegado a saber gracias al versículo Apocalipsis, 21:15 de la Santa Biblia?
Discurrir y recapacitar en torno a lo que se refiere el versículo Apocalipsis, 21:15 nos supone una ayuda a ser mejores personas y a aproximarnos más a Dios, por eso es bueno acudir al versículo Apocalipsis, 21:15 todas las veces que pueda servirnos de guía de modo que podamos saber cómo actuar o para traer la serenidad a nuestros corazones y almas.