una de ellas dijo: —¡Ay, Majestad! Esta mujer y yo vivimos en la misma casa, y yo di a luz estando ella conmigo en casa.
Y dijo la una mujer: ¡Ah, señor mío! yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo parí estando con ella en la casa.
Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.
Una de ellas dijo: —¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer habitábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.
Y dijo una mujer: ¡Ruego, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.
Y dixo la vna muger: Ruego señor mio, yo y eſta muger morauamos en vna misma caſa: y yo pari en caſa con ella.
una de ellas dijo: —¡Ay, Majestad! Esta mujer y yo vivimos en la misma casa, y yo di a luz estando ella conmigo en casa.
una de ellas dijo: —¡Ay, Majestad! Esta mujer y yo vivimos en la misma casa, y yo di a luz estando ella conmigo en casa.
y una de ellas le dijo: — Majestad, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Yo di a luz, estando ella en casa
Y una de las mujeres dijo: Oh, mi señor, yo y esta mujer vivimos en la misma casa; y yo di a luz estando con ella en la casa.
La primera habló así: —Le ruego a Su majestad que escuche mi caso. Esta mujer y yo vivimos en la misma casa y yo tuve un bebé.
y una de ellas le dijo: —Majestad, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Yo di a luz, estando ella en casa
―Señor —comenzó a hablar una de ellas—, nosotras dos vivimos en la misma casa. Yo tuve un hijo, estando esta mujer conmigo. A los tres días, ella también tuvo un hijo.
Y una de las mujeres dijo: «Oh, mi señor, yo y esta mujer vivimos en la misma casa; y yo di a luz estando con ella en la casa.
Una de ellas comenzó a rogarle: «Ay, mi señor, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Ella estaba conmigo en la casa cuando yo di a luz a mi bebé.
Una de ellas le dijo: —Mi señor, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Mientras ella estaba allí conmigo, yo di a luz
Una de las mujeres dijo: ¡Ay, ʼadón mío! Esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Cuando di a luz ella estaba conmigo en la casa.
Una de ellas dijo: —¡Ay, señor mío! Esta mujer y yo habitábamos en la misma casa. Yo di a luz mientras estaba en la casa con ella.
y una de ellas dijo: «Su Majestad, esta mujer y yo vivimos en una misma casa, y mientras yo estaba allí, tuve un hijo.
Y dijo la una mujer: Ah, señor mío! yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo parí estando con ella en la casa.
Una de ellas le dijo: —Majestad, nosotras dos vivimos en la misma casa. Yo tuve un hijo
Una de ellas le dijo: —Majestad, nosotras dos vivimos en la misma casa. Yo tuve un hijo
Nos conviene tomar constantemente en consideración el versículo 1 Reyes, 3:17 de los Textos Sagrados que componen la Biblia de tal forma que podamos analizarlo y pensar sobre él. Acaso deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué trataba de proponernos Nuestro Padre que está en los Cielos con el versículo 1 Reyes, 3:17? ¿Cuáles son los momentos de nuestra vida cotidiana en que podemos aplicar aquello que hemos aprendido gracias al versículo 1 Reyes, 3:17 de Las Sagradas Escrituras?
Meditar en relación con el versículo 1 Reyes, 3:17 es un gran aporte que nos permite a ser mejores personas y a acercarnos más a Dios, ese es el motivo por el cual es oportuno apoyarse en el versículo 1 Reyes, 3:17 en todas aquellas ocasiones en que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir de modo que podamos saber cómo proceder o para traer la serenidad a nuestro espíritu.