La gente dice: «El necio se cruza de brazos y se destruye a sí mismo.»
El necio dobla sus manos y come su carne.
El necio cruza sus manos y come su misma carne.
El necio se cruza de brazos y se consume en sí mismo.
El loco dobla sus manos y come su misma carne.
El loco pliega ſus manos, y come ſu carne
La gente dice: «El necio se cruza de brazos y se destruye a sí mismo.»
La gente dice: «El necio se cruza de brazos y se destruye a sí mismo.»
El necio se cruza de brazos y se devora a sí mismo.
El necio se cruza de manos, y devora su propia carne.
Algunos dicen que es tonto cruzarse de brazos y no hacer nada, que si no trabajas morirás de hambre.
El necio se cruza de brazos y se devora a sí mismo.
El necio rehúsa trabajar y casi muere de hambre, pero cree que mejor es ser perezoso y vivir a medias que trabajar mucho, si al fin de cuentas todo es tan vano.
El necio se cruza de manos Y devora su propia carne.
«Los necios se cruzan de brazos, y acaban en la ruina».
El necio se cruza de brazos, y acaba muriéndose de hambre.
El necio se cruza de brazos y devora su propia carne.
El necio se cruza de brazos y come su misma carne.
El necio se cruza de brazos, y acaba por destruirse a sí mismo.
El necio dobla sus manos y come su carne.
Es verdad que, «el tonto no quiere trabajar y por eso acaba muriéndose de hambre»
Es verdad que, «el tonto no quiere trabajar y por eso acaba muriéndose de hambre»
El versiculo Eclesiastés, 4:5 de los Textos Sagrados que componen la Biblia consiste en algo que deberíamos tomar en todo momento en cuenta a fin de meditar sobre él.Tal vez sería acertado cuestionarse ¿Qué quiso manifestarnos Dios, Creador del Cielo y de la Tierra con el versículo Eclesiastés, 4:5? ¿En qué momentos de nuestra vida cotidiana tenemos la oportunidad de hacer valer lo que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Eclesiastés, 4:5 de La Biblia?
Discurrir y recapacitar acerca de el versículo Eclesiastés, 4:5 nos supone una ayuda a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a aproximarnos más a Dios, por eso es bueno apoyarse en el versículo Eclesiastés, 4:5 todas y cada una de las veces que necesitemos una luz que nos guíe para saber en qué forma acturar o para traer la tranquilidad a nuestros corazones y almas.