Ahora pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Claro que no! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y de la tribu de Benjamín.
DIGO pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Por tanto, pregunto: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera!, porque también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
¶ Digo pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Digo pues, ha desechado Dios à ſu pueblo? En ninguna manera. Porque tãbien yo ſoy Israelita, de lasimiente de Abrahã, del tribu de Bẽ. jamin.
Ahora pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Claro que no! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y de la tribu de Benjamín.
Ahora pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Claro que no! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y de la tribu de Benjamín.
Y ahora pregunto: ¿Habrá repudiado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Que también yo soy israelita, descendiente de Abrahán y originario de la tribu de Benjamín.
Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Entonces yo pregunto: ¿Es que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Por supuesto que no! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y de la tribu de Benjamín.
Y ahora pregunto: ¿Habrá repudiado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Que también yo soy israelita, descendiente de Abrahán y originario de la tribu de Benjamín.
Pregunto entonces: ¿Ha rechazado Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la familia de Benjamín.
Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a Su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Entonces pregunto: ¿acaso Dios ha rechazado a su propio pueblo, la nación de Israel? ¡Por supuesto que no! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín.
Por lo tanto, pregunto: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Pregunto: ¿Dios desechó a su pueblo? ¡Claro que no! También yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Por tanto, pregunto: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque yo mismo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Por lo tanto, pregunto: ¿Acaso Dios desechó a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque también yo soy israelita, descendiente de Abrahán y de la tribu de Benjamín.
DIGO pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Entonces me pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado al pueblo que él mismo eligió? ¡Claro que no! Dios no ha rechazado a los judíos, a quienes eligió desde el principio de la creación. Yo mismo soy isra
Entonces me pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado al pueblo que él mismo eligió? ¡Claro que no! Dios no ha rechazado a los judíos, a quienes eligió desde el principio de la creación. Yo mismo soy isra
El versiculo Romanos, 11:1 de los Textos Sagrados que componen la Biblia consiste en algo que es preciso tomar continuamente en consideración para analizarlo y pensar sobre él.Seguramente deberíamos preguntarnos ¿Qué intentaba proponernos Nuestro Padre Todopoderoso con el versículo Romanos, 11:1? ¿En qué ocasiones de nuestra vida diaria tenemos la oportunidad de recurrir a lo que aprendemos gracias al versículo Romanos, 11:1 de la Santa Biblia?
Hacer un análisis profundo en relación con el versículo Romanos, 11:1 nos resulta fundamental para llegar a a ser más agradables a los ojos de el Creador del Cielo y de la Tierra y a aproximarnos más a Dios, esa es la cuestión por la cual es conveniente recurrir al versículo Romanos, 11:1 en todas aquellas ocasiones en que necesitemos una luz que nos guíe y así saber qué pasos dar o para traer la serenidad a nuestro espíritu.