<

Cantares, 8:4

>

Cantares, 8:4

Prométanme, mujeres de Jerusalén, no interrumpir el sueño de mi amor. ¡Déjenla dormir hasta que quiera despertar!


Conjúroos, oh doncellas de Jerusalem, Que no despertéis, ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.


Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.


¡Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, que no despertéis a mi amor! ¡Dejadla dormir mientras quiera!


Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, que no despertéis, ni hagáis velar al amor, hasta que él quiera.


Yo os conjuro, ò donzellas de Ieruſalẽ, porque deſpertareys, y porque hareys velar al Amor, haſta que el quiera?


Prométanme, mujeres de Jerusalén, no interrumpir el sueño de mi amor. ¡Déjenla dormir hasta que quiera despertar!


Prométanme, mujeres de Jerusalén, no interrumpir el sueño de mi amor. ¡Déjenla dormir hasta que quiera despertar!


Júrenme, muchachas de Jerusalén por las gacelas y ciervas del campo, que no despertarán ni turbarán al amor hasta que él quiera.


Quiero que juréis, oh hijas de Jerusalén: que no despertaréis ni levantaréis a mi amor, hasta que quiera.


Mujeres de Jerusalén, júrenme por lo que más quieran, que no molestarán al amor, que no lo despertarán hasta que sea el momento indicado.


Júrenme, muchachas de Jerusalén por las gacelas y ciervas del campo, que no despertarán ni turbarán al amor hasta que él quiera.


Les ruego, mujeres de Jerusalén, que no despierten a mi amada hasta que ella quiera.


«Quiero que juren, oh hijas de Jerusalén; Que no despertarán ni levantarán a mi amor, Hasta que quiera».


Prométanme, oh mujeres de Jerusalén, que no despertarán al amor hasta que llegue el momento apropiado.


Yo les ruego, mujeres de Jerusalén, que no desvelen ni molesten a mi amada, hasta que ella quiera despertar.


¡Las conjuro, oh hijas de Jerusalén, Que no despierten Ni hagan velar al amor hasta que quiera!


¡Júrenme, oh hijas de Jerusalén, que no despertarán ni provocarán el amor hasta que quiera!


Doncellas de Jerusalén, yo les ruego, que no despierten a mi amada, ¡que no interrumpan su sueño, mientras ella se complazca en dormir!


Conjúroos, oh doncellas de Jerusalem, Que no despertéis, ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.


Mujeres de Jerusalén, quiero que me prometan que no molestarán a mi amada ni la despertarán de su sueño de amor, hasta que ella sola se despierte.


Mujeres de Jerusalén, quiero que me prometan que no molestarán a mi amada ni la despertarán de su sueño de amor, hasta que ella sola se despierte.


Debemos tomar en todo momento en cuenta el versículo Cantares, 8:4 de La Biblia con el propósito de meditar en torno a él. Acaso deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué pretendía manifestarnos Nuestro Padre Todopoderoso con el versículo Cantares, 8:4? ¿En qué ocasiones de nuestro día a día tenemos la oportunidad de recurrir a aquello que hemos aprendido gracias al versículo Cantares, 8:4 de La Biblia?

Meditar acerca de el versículo Cantares, 8:4 nos resulta fundamental para llegar a a ser mejores personas y a avanzar en nuestro camino hacia la Gracia de Dios, por esa cuestión es conveniente apoyarse en el versículo Cantares, 8:4 cada vez que necesitemos una luz que nos guíe y así saber cómo proceder o para traer la serenidad a nuestros corazones y almas.