A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: «Ánimo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma.»
Y la noche siguiente, presentándosele el Señor, le dijo: Confía, Pablo; que como has testificado de mí en Jerusalem, así es menester testifiques también en Roma.
A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.
A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: «Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.»
Y la noche siguiente, presentándosele el Señor, le dijo: Confía, Pablo; que como has testificado de mí en Jerusalén, así te conviene testificar también en Roma.
Y la noche siguiente, preſentandosele el Señor dixole, Confia Paulo: que como has testificado de mi en Ieruſalem, anſi te conuiene testificar tambien en Roma.
A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: «Ánimo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma.»
A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: «Ánimo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma.»
Durante la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: — Ten buen ánimo; has sido mi testigo en Jerusalén y habrás de serlo también en Roma.
A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo: Ten ánimo, porque como has testificado fielmente de mi causa en Jerusalén, así has de testificar también en Roma.
A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: «¡Sé valiente! Tú has dado testimonio acerca de mí en Jerusalén y tendrás que ir también a Roma a hacer lo mismo».
Durante la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: —Ten buen ánimo; has sido mi testigo en Jerusalén y habrás de serlo también en Roma.
A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: ―Ánimo. De la misma manera que has hablado de mí en Jerusalén, hablarás en Roma.
A la noche siguiente el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: «Ten ánimo, porque como has testificado fielmente de Mi causa en Jerusalén, así has de testificar también en Roma».
Esa noche el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: «Ten ánimo, Pablo. Así como has sido mi testigo aquí en Jerusalén, también debes predicar la Buena Noticia en Roma».
A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: «¡Ánimo! Así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, es necesario que lo des también en Roma».
La noche siguiente le apareció el Señor y le dijo: ¡Ten ánimo! Como testificaste fielmente con respecto a Mí en Jerusalén, así te es necesario testificar también en Roma.
A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: “Sé valiente, Pablo, pues así como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma”.
A la noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo: «Pablo, ten ánimo, pues necesito que des testimonio de mí en Roma, así como lo has hecho en Jerusalén.»
Y la noche siguiente, presentándosele el Señor, le dijo: Confía, Pablo; que como has testificado de mí en Jerusalem, así es menester testifiques también en Roma.
A la noche siguiente, el Señor Jesús se le apareció a Pablo y le dijo: «Anímate, porque así como has hablado de mí en Jerusalén, también lo harás en Roma.»
A la noche siguiente, el Señor Jesús se le apareció a Pablo y le dijo: «Anímate, porque así como has hablado de mí en Jerusalén, también lo harás en Roma.»
El versiculo Hechos, 23:11 de los Textos Sagrados que componen la Biblia es algo que nos conviene tomar constantemente en consideración con el objetivo de hacer una reflexión sobre él.Seguramente sería adecuado preguntarse ¿Qué trataba de manifestarnos el Señor con el versículo Hechos, 23:11? ¿En qué momentos de nuestra vida cotidiana tenemos la oportunidad de recurrir a lo que aprendemos gracias al versículo Hechos, 23:11 de Las Sagradas Escrituras?
Discurrir y recapacitar sobre el versículo Hechos, 23:11 nos resulta fundamental para llegar a a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a acercarnos más a Dios, esa es la cuestión por la cual es aconsejable servirse del versículo Hechos, 23:11 todas y cada una de las veces que necesitemos palabras que nos inspiren y guíen para saber cómo actuar o para traer la serenidad a nuestros corazones.