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Hechos, 23:5

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Hechos, 23:5

Pablo dijo: —Hermanos, yo no sabía que fuera el sumo sacerdote; pues en la Escritura dice: “No maldigas al que gobierna a tu pueblo.”


Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: Al príncipe de tu pueblo no maldecirás.


Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.


Pablo dijo: —No sabía, hermanos, que fuera el Sumo sacerdote, pues escrito está: “No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.”


Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el príncipe de los sacerdotes; pues escrito está: Al príncipe de tu pueblo no maldecirás.


Y Paulo dixo, No sabia, hermanos, que era el Principe de los Sacerdotes: que eſcripto eſtá, Al principe de tu pueblo no maldirás.


Pablo dijo: —Hermanos, yo no sabía que fuera el sumo sacerdote; pues en la Escritura dice: “No maldigas al que gobierna a tu pueblo.”


Pablo dijo: —Hermanos, yo no sabía que fuera el sumo sacerdote; pues en la Escritura dice: “No maldigas al que gobierna a tu pueblo.”


— Hermanos —respondió Pablo—, ignoraba que fuera el sumo sacerdote; efectivamente, la Escritura ordena: No maldecirás al jefe de tu pueblo.


Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que él era el sumo sacerdote; porque escrito está: NO HABLARAS MAL DE UNA DE LAS AUTORIDADES DE TU PUEBLO.


Pablo dijo: —Hermanos, yo no sabía que este hombre era el sumo sacerdote. Está escrito: “No hables mal del líder de tu pueblo”.


—Hermanos —respondió Pablo—, ignoraba que fuera el sumo sacerdote; efectivamente, la Escritura ordena: No maldecirás al jefe de tu pueblo.


Pablo les respondió: ―Hermanos, no sabía que él era el jefe de los sacerdotes. Porque las Escrituras dicen: “No hables mal del que gobierna a tu pueblo”.


Y Pablo dijo: «No sabía, hermanos, que él era el sumo sacerdote; porque escrito está: “NO HABLARáS MAL DE UNA DE LAS AUTORIDADES DE TU PUEBLO” ».


—Lo siento, hermanos. No me había dado cuenta de que él es el sumo sacerdote —contestó Pablo—, porque las Escrituras dicen: “No hables mal de ninguno de tus gobernantes”.


—Hermanos, no me había dado cuenta de que es el sumo sacerdote —respondió Pablo—; de hecho, está escrito: “No hables mal del jefe de tu pueblo”.


Pablo respondió: No sabía, hermanos, que es un sumo sacerdote, pues está escrito: No maldecirás a un magistrado de tu pueblo.


Y Pablo dijo: —No sabía, hermanos, que fuera el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás al gobernante de tu pueblo.


Entonces Pablo respondió: «Hermanos, yo no sabía que era el sumo sacerdote. Pero sé que está escrito: “No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.”»


Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: Al príncipe de tu pueblo no maldecirás.


Pablo contestó: —Amigos, yo no sabía que él era el jefe de los sacerdotes. La Biblia dice que no debemos hablar mal del jefe de nuestro pueblo.


Pablo contestó: —Amigos, yo no sabía que él era el jefe de los sacerdotes. La Biblia dice que no debemos hablar mal del jefe de nuestro pueblo.


Hay que tener siempre presente el versículo Hechos, 23:5 de La Santa Biblia de manera que podamos hacer una reflexión sobre él.Quizás sería acertado cuestionarse ¿Qué trataba de manifestarnos Nuestro Padre Todopoderoso con el versículo Hechos, 23:5? ¿Cuáles son los momentos de nuestra vida cotidiana en que tenemos la oportunidad de hacer valer lo que hemos llegado a saber gracias al versículo Hechos, 23:5 de La Biblia?

El hecho de reflexionar sobre el versículo Hechos, 23:5 nos resulta fundamental para llegar a a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a aproximarnos más a Dios, esa es la razón por la cual es aconsejable servirse del versículo Hechos, 23:5 todas y cada una de las veces que necesitemos una luz que nos guíe y así saber qué pasos dar o para traer la tranquilidad a nuestros corazones y almas.