Aleja de tu mente las preocupaciones y echa fuera de ti el sufrimiento, porque aun los mejores días de la juventud son vana ilusión.
Quita pues el enojo de tu corazón, y aparta el mal de tu carne: porque la mocedad y la juventud son vanidad.
Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
Quita, pues, de tu corazón el enojo y aparta de tu carne el mal, porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
Quita pues la tristeza de tu corazón, y aparta el mal de tu carne; porque la niñez y la juventud son vanidad.
Quita pues el enojo de tu coraçõ, y aparta de tu carne el mal; porque la mocedad y la juuentud vanidad es.
Aleja de tu mente las preocupaciones y echa fuera de ti el sufrimiento, porque aun los mejores días de la juventud son vana ilusión.
Aleja de tu mente las preocupaciones y echa fuera de ti el sufrimiento, porque aun los mejores días de la juventud son vana ilusión.
Aleja las penas de tu corazón y aparta el sufrimiento de tu cuerpo, porque efímera es la juventud.
Por tanto, aparta de tu corazón la congoja y aleja el sufrimiento de tu cuerpo, porque la mocedad y la primavera de la vida son vanidad.
No se dejen dominar del mal genio ni permitan que los deseos de su cuerpo los hagan pecar. Los peores errores los comete uno cuando está joven.
Aleja las penas de tu corazón y aparta el sufrimiento de tu cuerpo, porque efímera es la juventud.
Aleja el sufrimiento y la pena, pero recuerda que el joven, ante el cual se extiende una vida entera, puede cometer graves errores.
Por tanto, aparta de tu corazón la congoja Y aleja el sufrimiento de tu cuerpo, Porque la juventud y la primavera de la vida son vanidad.
Así que dejen de preocuparse y mantengan un cuerpo sano; pero tengan presente que la juventud —con toda la vida por delante— no tiene sentido.
Aleja de tu corazón el enojo, y echa fuera de tu ser la maldad, porque confiar en la juventud y en la flor de la vida es un absurdo.
Aparta la ira y el enojo de tu corazón, Y aleja el mal de tu carne. Porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
Quita, pues, de tu corazón la ansiedad y aleja de tu cuerpo el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
Echa fuera de tu corazón el enojo. Aparta de tu ser la maldad. Porque la adolescencia y la juventud también son vanidad.
Quita pues el enojo de tu corazón, y aparta el mal de tu carne: porque la mocedad y la juventud son vainidad.
Deja de preocuparte, pero apártate de la maldad. Ten presente que ni los mejores días de tu juventud tienen sentido alguno.
Deja de preocuparte, pero apártate de la maldad. Ten presente que ni los mejores días de tu juventud tienen sentido alguno.
Deberíamos tener en todo momento presente el versículo Eclesiastés, 11:10 de La Santa Biblia para hacer una reflexión acerca de él.Quizás deberíamos preguntarnos ¿Qué quiso decirnos Dios Padre con el versículo Eclesiastés, 11:10? ¿Cuáles serán las coyunturas de nuestro día a día en que podemos recurrir a aquello que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Eclesiastés, 11:10 de La Biblia?
Discurrir y recapacitar acerca de el versículo Eclesiastés, 11:10 nos supone una ayuda a ser más agradables a los ojos de el Creador del Cielo y de la Tierra y a aproximarnos más a Dios, por esa cuestión es aconsejable acudir al versículo Eclesiastés, 11:10 cuando creamos que nos pueda servir de guía y así saber en qué forma acturar o para traer la paz a nuestras almas.