Simí respondió al rey: —Está bien. Haré lo que ha ordenado Su Majestad. Simí vivió mucho tiempo en Jerusalén.
Y Semei dijo al rey: La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Semei en Jerusalem muchos días.
Y Simei dijo al rey: La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.
Simei dijo al rey: —Tu palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.
Y Simei dijo al rey: La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu esclavo. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.
Y Semei dixo àl Rey: la palabra es buena: como el Rey mi señor ha dicho, anſi lo hará tu sieruo. Y habitó Semei en Ieruſalẽ muchos dias.
Simí respondió al rey: —Está bien. Haré lo que ha ordenado Su Majestad. Simí vivió mucho tiempo en Jerusalén.
Simí respondió al rey: —Está bien. Haré lo que ha ordenado Su Majestad. Simí vivió mucho tiempo en Jerusalén.
Simeí respondió al rey: — Está bien. Tu servidor hará como dice mi señor, el rey. Simeí estuvo viviendo en Jerusalén mucho tiempo.
Entonces Simei dijo al rey: La palabra es buena; como ha dicho el rey mi señor, así lo hará tu siervo. Y vivió Simei en Jerusalén muchos días.
Entonces Simí contestó: —Muy bien, Su Majestad, obedeceré. Simí vivió en Jerusalén por mucho tiempo.
Simeí respondió al rey: —Está bien. Tu servidor hará como dice mi señor, el rey. Simeí estuvo viviendo en Jerusalén mucho tiempo.
―De acuerdo —respondió Simí—, haré lo que tú digas. Y Simí se quedó viviendo en Jerusalén.
Entonces Simei dijo al rey: «La palabra es buena; como ha dicho el rey mi señor, así lo hará su siervo». Y vivió Simei en Jerusalén muchos días.
Simei respondió: —Tu sentencia es justa; haré todo lo que mi señor el rey mande. Por lo tanto, Simei vivió en Jerusalén un largo tiempo.
—De acuerdo —respondió Simí al rey—. Yo estoy para servir a mi señor el rey y acataré sus órdenes. Simí permaneció en Jerusalén por un buen tiempo
Simei respondió al rey: Buena es la palabra. Como mi ʼadón el rey dijo, así hará tu esclavo. Y Simei vivió en Jerusalén muchos días.
Simei dijo al rey: —Está bien lo que dices. Tu siervo hará así como ha dicho mi señor el rey. Simei habitó en Jerusalén mucho tiempo.
Y Simey le respondió: «Estoy de acuerdo con lo dicho por Su Majestad. Así lo haré.» Y Simey vivió en Jerusalén mucho tiempo.
Y Semei dijo al rey: La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Semei en Jerusalem muchos días.
Simí le contestó al rey: —Está bien. Haré lo que ha ordenado Su Majestad. Simí vivió en Jerusalén tres años. Pero un día, se vio obligado a ir a Gat en busca de dos esclavos que se le habían escapado.
Simí le contestó al rey: —Está bien. Haré lo que ha ordenado Su Majestad. Simí vivió en Jerusalén tres años. Pero un día, se vio obligado a ir a Gat en busca de dos esclavos que se le habían escapado.
Es conveniente tener constantemente presente el versículo 1 Reyes, 2:38 de La Santa Biblia con la finalidad de hacer una reflexión sobre él. Acaso deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué quiso proponernos Nuestro Padre que está en los Cielos con el versículo 1 Reyes, 2:38? ¿Cuáles serán las coyunturas de nuestro día a día en que tenemos la oportunidad de hacer valer lo que hemos aprendido gracias al versículo 1 Reyes, 2:38 de La Sagrada Biblia?
El hecho de reflexionar sobre el versículo 1 Reyes, 2:38 nos es de gran ayuda a ser mejores personas y a aproximarnos más a Dios, por esa cuestión es aconsejable recurrir al versículo 1 Reyes, 2:38 siempre que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir para saber cómo actuar o para traer la tranquilidad a nuestros corazones y almas.