—Muchísimas gracias —contestó ella. Luego Ana regresó por donde había venido, y fue a comer, y nunca más volvió a estar triste.
Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y fuése la mujer su camino, y comió, y no estuvo más triste.
Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
—Halle tu sierva gracia delante de tus ojos —respondió ella. Se fue la mujer por su camino, comió, y no estuvo más triste.
Y ella dijo: Halle tu esclava gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
Y ella dixo: O ſi hallaſſe tu ſierua gracia delante de tus ojos. Y fueſe la muger ſu camino, y comió, y no estuuo mas triste.
—Muchísimas gracias —contestó ella. Luego Ana regresó por donde había venido, y fue a comer, y nunca más volvió a estar triste.
—Muchísimas gracias —contestó ella. Luego Ana regresó por donde había venido, y fue a comer, y nunca más volvió a estar triste.
Ana respondió: — Que tu servidora cuente con tu favor. La mujer se marchó, comió y cambió de semblante.
Y ella dijo: Halle tu sierva gracia ante tus ojos. Y la mujer se puso en camino, comió y ya no estaba triste su semblante.
Ana dijo: —Espero que usted tenga un buen concepto de mí. Luego Ana se fue, comió algo y se sintió mejor.
Ana respondió: —Que tu servidora cuente con tu favor. La mujer se marchó, comió y cambió de semblante.
―¡Oh, gracias, señor! —exclamó ella, y regresó muy alegre y comenzó a comer nuevamente.
«Halle su sierva gracia ante sus ojos», le dijo ella. Entonces la mujer se puso en camino, comió y ya no estaba triste su semblante.
—¡Oh, muchas gracias! —exclamó ella. Así que se fue, comenzó a comer de nuevo y ya no estuvo triste.
—Gracias. Ojalá favorezca usted siempre a esta sierva suya. Con esto, Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su semblante cambió.
Ella dijo: Que tu esclava halle gracia ante ti. Y la mujer siguió su camino, comió y ya no estuvo triste.
Ella dijo: —Que tu sierva halle gracia ante tus ojos. La mujer siguió su camino. Después comió y no estuvo más triste.
Y ella respondió: «Espero que veas con buenos ojos a esta sierva tuya.» Y Ana se fue de allí, y comió, y dejó de estar triste.
Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y fuése la mujer su camino, y comió, y no estuvo más triste.
Y Ana le dijo: —¡Usted sí me comprende! Dicho esto, Ana regresó a comer y dejó de estar triste.
Y Ana le dijo: —¡Usted sí me comprende! Dicho esto, Ana regresó a comer y dejó de estar triste.
El versiculo 1 Samuel, 1:18 de La Sagrada Biblia consiste en algo que deberíamos tomar continuamente en consideración con el fin de hacer una reflexión acerca de él.Probablemente sería bueno preguntarse ¿Qué pretendía manifestarnos el Señor con el versículo 1 Samuel, 1:18? ¿En qué momentos de nuestro día a día podemos poner en práctica lo que aprendemos gracias al versículo 1 Samuel, 1:18 de La Biblia?
Meditar en torno a lo que se refiere el versículo 1 Samuel, 1:18 nos resulta fundamental para llegar a a ser mejores cristianos y a avanzar en nuestro camino hacia la Gracia de Dios, por esa razón es útil servirse del versículo 1 Samuel, 1:18 cuando creamos que necesitemos una luz que nos guíe de modo que podamos saber cómo proceder o para traer el sosiego a nuestro espíritu.