Por esto Peniná, que era su rival, la molestaba y se burlaba de ella, humillándola porque el Señor la había hecho estéril.
Y su competidora la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová había cerrado su matriz.
Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola porque Jehová no le había concedido tener hijos.
Y su competidora la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque el SEÑOR había cerrado su matriz.
Y ſu competidora la irritaua enojandolay entristeciendola, porque Iehoua auia cerrado ſu vientre.
Por esto Peniná, que era su rival, la molestaba y se burlaba de ella, humillándola porque el Señor la había hecho estéril.
Por esto Peniná, que era su rival, la molestaba y se burlaba de ella, humillándola porque el Señor la había hecho estéril.
Su rival la provocaba para humillarla, porque el Señor la había hecho estéril.
Y su rival la provocaba amargamente para irritarla, porque el SEÑOR no le había dado hijos.
Penina siempre molestaba a Ana y la hacía sentir mal porque el SEÑOR no le permitía tener hijos.
Su rival la provocaba para humillarla, porque el Señor la había hecho estéril.
Penina empeoraba la situación burlándose de Ana a causa de su esterilidad.
Su rival, Penina, la provocaba amargamente para irritarla, porque el SEÑOR no le había dado hijos.
De manera que Penina se mofaba y se reía de Ana porque el SEÑOR no le había permitido tener hijos.
Penina, su rival, solía atormentarla para que se enojara, ya que el SEÑOR la había hecho estéril.
Su rival, Penina, la irritaba y maltrataba de continuo porque YAVÉ le había cerrado la matriz.
Pero su rival la irritaba continuamente para humillarla, porque el SEÑOR había cerrado su matriz.
Pero Peniná la molestaba y la hacía enojar hasta entristecerla, porque el Señor no le había concedido tener hijos.
Y su competidora la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová había cerrado su matriz.
Como Ana no tenía hijos, Peniná se burlaba de ella. Tanto la molestaba que Ana lloraba mucho y ni comer quería. Todos los años, cuando iban al santuario, Peniná la trataba así.
Como Ana no tenía hijos, Peniná se burlaba de ella. Tanto la molestaba que Ana lloraba mucho y ni comer quería. Todos los años, cuando iban al santuario, Peniná la trataba así.
Nos conviene tomar continuamente en consideración el versículo 1 Samuel, 1:6 de los Textos Sagrados que componen la Biblia para analizarlo y pensar sobre él.Tal vez deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué trataba de manifestarnos Dios, Creador del Cielo y de la Tierra con el versículo 1 Samuel, 1:6? ¿Cuáles son las ocasiones de nuestra vida cotidiana en que seremos capaces de aplicar lo que aprendemos gracias al versículo 1 Samuel, 1:6 de La Sagrada Biblia?
Hacer un análisis profundo en relación con el versículo 1 Samuel, 1:6 nos supone una ayuda a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a aproximarnos más a Dios, ese es el motivo por el cual es aconsejable servirse del versículo 1 Samuel, 1:6 cada vez que necesitemos palabras que nos inspiren y guíen para saber cómo actuar o para traer la paz a nuestros corazones y almas.