<

Salmos, 88:2

>

Salmos, 88:2

2 (3) ¡acepta mi oración!, ¡atiende a mi plegaria!


Entre mi oración en tu presencia: Inclina tu oído á mi clamor.


Llegue mi oración a tu presencia; Inclina tu oído a mi clamor.


¡Llegue mi oración a tu presencia! ¡Inclina tu oído hacia mi clamor!


Entre mi oración en tu presencia; inclina tu oído a mi clamor.


Iehoua Dios de mi salud, dia y noche clamo delante de ti.


Señor, mi Dios y Salvador, día y noche te pido ayuda


2 (3) ¡acepta mi oración!, ¡atiende a mi plegaria!


Señor, Dios salvador mío, día y noche ante ti grito.


Llegue mi oración a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor.


Presta atención a mi oración; por compasión, escucha mis peticiones.


Que mi súplica llegue a ti, que escuche tu oído mi clamor


Escucha ahora mi oración; escucha mi súplica


Llegue mi oración a Tu presencia; Inclina Tu oído a mi clamor.


Oye ahora mi oración; escucha mi clamor.


Que llegue hasta ti mi oración; presta oído a mi súplica.


Llegue mi oración a tu Presencia. Inclina tu oído a mi clamor.


Llegue mi oración a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor


Permite que mi oración llegue a tu presencia; ¡inclina tu oído a mi clamor!


Entre mi oración en tu presencia: Inclina tu oído á mi clamor.


2 (3) Permite que mi oración llegue a tu presencia; ¡presta atención a mis ruegos!


2 (3) Permite que mi oración llegue a tu presencia; ¡presta atención a mis ruegos!


El versiculo Salmos, 88:2 de los Textos Sagrados que componen la Biblia consiste en algo que es muy recomendable tener en todo momento presente con el objetivo de meditar acerca de él. Acaso deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué trataba de decirnos Dios Nuestro Señor con el versículo Salmos, 88:2? ¿En qué momentos de nuestro día a día podemos hacer valer aquello que aprendemos gracias al versículo Salmos, 88:2 de la Santa Biblia?

El hecho de reflexionar sobre el versículo Salmos, 88:2 nos resulta fundamental para llegar a a ser más agradables a los ojos de el Creador del Cielo y de la Tierra y a acercarnos más a Dios, esa es la razón por la cual es bueno servirse del versículo Salmos, 88:2 todas y cada una de las veces que necesitemos palabras que nos inspiren y guíen y así saber cómo proceder o para traer la paz a nuestro espíritu.