9 (10) De tanto llorar me estoy quedando ciego. ¡Todos los días clamo a ti, Señor, y a ti levanto las manos!
Mis ojos enfermaron á causa de mi aflicción: Hete llamado, oh Jehová, cada día; He extendido á ti mis manos.
Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; Te he llamado, oh Jehová, cada día; He extendido a ti mis manos.
Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción. Te he llamado, Jehová, cada día; he extendido a ti mis manos.
Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh SEÑOR, cada día he extendido a ti mis manos.
Has alexado de mi mis conocidos: has me pueſto àellos por abominaciones: estoy encerrado, y no saldré.
Has hecho que mis amigos me abandonen; me has hecho insoportable para ellos. ¡Soy como un preso que no puede escapar!
9 (10) De tanto llorar me estoy quedando ciego. ¡Todos los días clamo a ti, Señor, y a ti levanto las manos!
Has alejado de mí a mis amigos, me has hecho odioso para ellos; estoy encerrado y no puedo salir
Han languidecido mis ojos a causa de la aflicción; oh SEÑOR, cada día te he invocado, he extendido mis manos hacia ti.
mis ojos me duelen de tanto llorar. SEÑOR, oro a ti todos los días; hacia ti levanto mis manos.
mis ojos se consumen de pena. Señor, a ti clamo sin cesar, hacia ti elevo mis manos.
Los ojos se me nublan de llorar. Cada día te suplico que me ayudes; oh SEÑOR, extiendo mis manos suplicantes pidiendo misericordia.
Han languidecido mis ojos a causa de la aflicción; Oh SEÑOR, cada día te he invocado, He extendido mis manos hacia Ti.
Los ojos se me cegaron de tantas lágrimas. Cada día suplico tu ayuda, oh SEÑOR; levanto a ti mis manos para pedir misericordia.
los ojos se me nublan de tristeza. Yo, SEÑOR, te invoco cada día y hacia ti extiendo las manos.
Mis ojos se enfermaron por causa de la aflicción. Cada día te invoco, oh YAVÉ. Extiendo mis manos hacia Ti
Mis ojos se enfermaron a causa de mi aflicción. Cada día te he invocado, oh SEÑOR; a ti he extendido mis manos.
la aflicción me nubla los ojos. A ti, Señor, clamo todos los días; ¡a ti extiendo mis manos!
Mis ojos enfermaron á causa de mi aflicción: Hete llamado, oh Jehová, cada día; He extendido á ti mis manos.
9 (10) Es tan grande mi tristeza que se llenan de lágrimas mis ojos. Hacia ti, Dios mío, tiendo los brazos, y te llamo a todas horas.
9 (10) Es tan grande mi tristeza que se llenan de lágrimas mis ojos. Hacia ti, Dios mío, tiendo los brazos, y te llamo a todas horas.
Es muy recomendable tener siempre presente el versículo Salmos, 88:9 de los Textos Sagrados que componen la Biblia con la finalidad de reflexionar acerca de él. Acaso deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué intentaba manifestarnos Dios con el versículo Salmos, 88:9? ¿En qué coyunturas de nuestro día a día podemos aprovechar aquello que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Salmos, 88:9 de La Sagrada Biblia?
Discurrir y recapacitar en torno a lo que se refiere el versículo Salmos, 88:9 nos supone una ayuda a ser mejores cristianos y a avanzar en nuestro camino hacia la Gracia de Dios, por ese motivo es útil recurrir al versículo Salmos, 88:9 todas y cada una de las veces que nos pueda servir de guía de modo que podamos saber qué pasos dar o para traer el sosiego a nuestras almas.