<

Hechos, 21:39

>

Hechos, 21:39

Pablo le dijo: —Yo soy judío, natural de Tarso de Cilicia, ciudadano de una población importante; pero, por favor, permítame usted hablar a la gente.


Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre Judío, ciudadano de Tarso, ciudad no obscura de Cilicia: empero ruégote que me permitas que hable al pueblo.


Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo.


Entonces dijo Pablo: —Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo.


Entonces Pablo le dijo: Yo de cierto soy hombre judío, ciudadano de Tarso, ciudad conocida de Cilicia; pero te ruego que me permitas que hable al pueblo.


Entonces Paulo le dixo, Yo cierto ſoy hombre Iudio vezino de Tarso ciudad conocida de Cilicia: empero ruegote que me permittas que hable àl pueblo.


Pablo le dijo: —Yo soy judío, natural de Tarso de Cilicia, ciudadano de una población importante; pero, por favor, permítame usted hablar a la gente.


Pablo le dijo: —Yo soy judío, natural de Tarso de Cilicia, ciudadano de una población importante; pero, por favor, permítame usted hablar a la gente.


— Yo soy judío —respondió Pablo—, natural de Tarso de Cilicia, una ciudad importante. Te ruego que me permitas hablar al pueblo.


Pablo respondió: Yo soy judío de Tarso de Cilicia, ciudadano de una ciudad no sin importancia; te suplico que me permitas hablar al pueblo.


Pablo dijo: —No, yo soy un judío de Tarso de Cilicia y ciudadano de esa importante ciudad. Permítame hablarle al pueblo.


—Yo soy judío —respondió Pablo—, natural de Tarso de Cilicia, una ciudad importante. Te ruego que me permitas hablar al pueblo.


―No —respondió Pablo—. Soy sólo un judío de Tarso, ciudad de Cilicia no demasiado pequeña. Quisiera que me dejaras hablarle al pueblo.


Pablo respondió: «Yo soy judío de Tarso de Cilicia, ciudadano de una ciudad no sin importancia. Te suplico que me permitas hablar al pueblo».


—No —contestó Pablo—, soy judío y ciudadano de Tarso de Cilicia, que es una ciudad importante. Por favor, permítame hablar con esta gente.


—No, yo soy judío, natural de Tarso, una ciudad muy importante de Cilicia —le respondió Pablo—. Por favor, permítame hablarle al pueblo.


Pablo contestó: Yo ciertamente soy judío, nativo de Tarso, una ciudad importante de Cilicia. Te ruego que me permitas hablar al pueblo.


Entonces dijo Pablo: —A la verdad, yo soy judío, ciudadano de Tarso de Cilicia, una ciudad no insignificante. Y te ruego, permíteme hablar al pueblo.


Pablo le dijo: «No. Soy judío, y nací en Tarso de Cilicia, que no es una ciudad insignificante. Te ruego que me permitas hablar al pueblo.»


Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre Judío, ciudadano de Tarso, ciudad no obscura de Cilicia: empero ruégote que me permitas que hable al pueblo.


Pablo contestó: —No. Yo soy judío y nací en Tarso, una ciudad muy importante de la provincia de Cilicia. ¿Me permitiría usted hablar con la gente?


Pablo contestó: —No. Yo soy judío y nací en Tarso, una ciudad muy importante de la provincia de Cilicia. ¿Me permitiría usted hablar con la gente?


El versiculo Hechos, 21:39 de los Textos Sagrados que componen la Biblia consiste en algo que deberíamos tomar continuamente en consideración con la finalidad de analizarlo y pensar en torno a él.Seguramente sería acertado cuestionarse ¿Qué intentaba proponernos Nuestro Padre que está en los Cielos con el versículo Hechos, 21:39? ¿Cuáles son las ocasiones de nuestra vida diaria en que seremos capaces de hacer valer aquello que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Hechos, 21:39 de La Biblia?

Reflexionar sobre el versículo Hechos, 21:39 es un gran aporte que nos permite a ser mejores personas y a aproximarnos más a Dios, por eso es conveniente acudir al versículo Hechos, 21:39 todas y cada una de las veces que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir de modo que podamos saber en qué forma acturar o para traer el sosiego a nuestros corazones y almas.