De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles.
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
¶ Y asimismo también el Espíritu nos ayuda en nuestra flaqueza; porque orar como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu demanda por nosotros con gemidos indecibles.
Item, que tambien el Eſpiritu [à vna] ayuda nueſtra flaqueza: porque que oremos como conuiene, no lo sabemos: mas el mismo Eſpiritu demanda por noſotros con gemidos indicibles.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Asimismo, a pesar de que somos débiles, el Espíritu viene en nuestra ayuda; aunque no sabemos lo que nos conviene pedir, el Espíritu intercede por nosotros de manera misteriosa.
Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, cuando no sabemos qué pedirle a Dios, el Espíritu mismo le pide a Dios por nosotros. El Espíritu le habla a Dios a través de g
Asimismo, a pesar de que somos débiles, el Espíritu viene en nuestra ayuda; aunque no sabemos lo que nos conviene pedir, el Espíritu intercede por nosotros de manera misteriosa.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades. Es cierto que no sabemos qué debemos pedir, pero el Espíritu ora por nosotros con gemidos tales que no se pueden expresar con palabras.
De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden
Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
De igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque no sabemos pedir lo que conviene, pero el mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos inexpresables.
Y asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque no sabemos cómo debiéramos orar pero el Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles.
Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo t
Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo t
Hay que tomar constantemente en cuenta el versículo Romanos, 8:26 de La Sagrada Biblia con el objetivo de meditar en torno a él.Seguramente deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué pretendía manifestarnos Dios, Creador del Cielo y de la Tierra con el versículo Romanos, 8:26? ¿Cuáles son las ocasiones de nuestra vida cotidiana en que seremos capaces de poner en práctica aquello que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Romanos, 8:26 de la Santa Biblia?
Reflexionar sobre el versículo Romanos, 8:26 es un gran aporte que nos permite a ser mejores cristianos y a acercarnos más a Dios, esa es la razón por la cual es bueno acudir al versículo Romanos, 8:26 todas las veces que nos pueda servir de guía y así saber qué pasos dar o para traer el sosiego a nuestras almas.