Los que se preocupan por seguir las inclinaciones de la naturaleza débil son enemigos de Dios, porque ni quieren ni pueden someterse a su ley.
Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden
por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden
por cuanto la prudencia de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede.
Porquanto la prudencia de la carne es enemistad contra Dios: porque no ſe ſujeta à la Ley de Dios, ni tan poco puede.
Los que se preocupan por seguir las inclinaciones de la naturaleza débil son enemigos de Dios, porque ni quieren ni pueden someterse a su ley.
Los que se preocupan por seguir las inclinaciones de la naturaleza débil son enemigos de Dios, porque ni quieren ni pueden someterse a su ley.
Y es que el afán por satisfacer nuestros desordenados apetitos nos hace enemigos de Dios, a cuya ley ni nos sometemos ni tenemos siquiera posibilidad de hacerlo.
ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo
Cuando alguien se deja controlar por su mentalidad humana, está en contra de Dios y se niega a obedecer la ley de Dios. De hecho, no es capaz de obedecerla
Y es que el afán por satisfacer nuestros desordenados apetitos nos hace enemigos de Dios, a cuya ley ni nos sometemos ni tenemos siquiera posibilidad de hacerlo.
porque la naturaleza pecaminosa siempre se rebela contra Dios, nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla.
La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo
Pues la naturaleza pecaminosa es enemiga de Dios siempre. Nunca obedeció las leyes de Dios y jamás lo hará.
La mente gobernada por la carne es enemiga de Dios, pues no se somete a la Ley de Dios ni es capaz de hacerlo.
Los designios de la naturaleza humana son enemistad contra Dios, pues no se someten a la Ley de Dios, ni tampoco pueden.
Pues la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede.
Las intenciones de la carne llevan a la enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden
Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.
Los que no controlan sus malos deseos solo piensan en hacer lo malo. Son enemigos de Dios, porque no quieren ni pueden obedecer la ley de Dios.
Los que no controlan sus malos deseos solo piensan en hacer lo malo. Son enemigos de Dios, porque no quieren ni pueden obedecer la ley de Dios.
Deberíamos tomar constantemente en cuenta el versículo Romanos, 8:7 de los Textos Sagrados que componen la Biblia a fin de hacer una reflexión sobre él. Acaso deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué intentaba decirnos el Señor con el versículo Romanos, 8:7? ¿Cuáles son los momentos de nuestro día a día en que tenemos la oportunidad de hacer valer aquello que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Romanos, 8:7 de Las Sagradas Escrituras?
Meditar en torno a lo que se refiere el versículo Romanos, 8:7 nos resulta fundamental para llegar a a ser mejores cristianos y a aproximarnos más a Dios, por eso es aconsejable recurrir al versículo Romanos, 8:7 siempre que necesitemos palabras que nos inspiren y guíen para saber cómo actuar o para traer la tranquilidad a nuestros corazones.