Salimos de allí, y al día siguiente pasamos frente a Quío, llegando un día después al puerto de Samos. Al cabo de otro día de viaje, llegamos a Mileto.
Y navegamos de allí, al día siguiente llegamos delante de Chîo, y al otro día tomamos puerto en Samo: y habiendo reposado en Trogilio, al día siguiente llegamos á Mileto.
Navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.
Navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tocamos puerto en Samos. Hicimos escala en Trogilio, y al día siguiente llegamos a Mileto.
Y navegamos de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo reposado en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.
Y nauegãdo de alli, el dia siguiente venimos delãte de Chio, y otro dia tomamos puerto en Samo: y auiẽdo reposado en Tro gilio, el dia siguiente venimos à Mileto.
Salimos de allí, y al día siguiente pasamos frente a Quío, llegando un día después al puerto de Samos. Al cabo de otro día de viaje, llegamos a Mileto.
Salimos de allí, y al día siguiente pasamos frente a Quío, llegando un día después al puerto de Samos. Al cabo de otro día de viaje, llegamos a Mileto.
Zarpando de allí, al día siguiente pasamos a la altura de Quío y llegamos a Samos un día después. Navegamos un día más y arribamos a Mileto.
Y zarpando de allí, al día siguiente llegamos frente a Quío; y al otro día atracamos en Samos; habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.
Al día siguiente, el barco salió de allí y llegamos a un lugar cercano a la isla de Quío. De ahí navegamos el segundo día hasta Samos. Un día después, llegamos a la ciudad de Mileto.
Zarpamos de allí y al día siguiente pasamos a la altura de Quío y llegamos a Samos un día después. Navegamos un día más y arribamos a Mileto.
Al siguiente día pasábamos por Quío, y al otro hacíamos escala en Samos. Un día después llegamos a Mileto.
Saliendo de allí, al día siguiente llegamos frente a Quío; y al otro día atracamos en Samos. Habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.
Al otro día, navegamos frente a la isla de Quío. Al día siguiente, cruzamos hasta la isla de Samos y, un día después, llegamos a Mileto.
Desde allí zarpamos al día siguiente y llegamos frente a Quío. Al otro día cruzamos en dirección a Samos y un día después llegamos a Mileto.
Zarpamos de allí y el día siguiente llegamos frente a Quío. El otro día, llegamos cerca de Samos. Y el próximo llegamos a Mileto.
Navegamos de allí al día siguiente y llegamos frente a Quío. Al otro día, atracamos en Samos, y llegamos a Mileto al próximo día
Partimos de allí, y al día siguiente estábamos frente a Quío. Al otro día tocamos puerto en Samos, y un día después llegamos a Mileto.
Y navegamos de allí, al día siguiente llegamos delante de Chîo, y al otro día tomamos puerto en Samo: y habiendo reposado en Trogilio, al día siguiente llegamos á Mileto.
Al día siguiente, el barco pasó frente a la isla Quío, y un día más tarde llegamos al puerto de Samos, porque Pablo no quería pasar a Éfeso ni perder mucho tiempo en la provincia de Asia. Lo que desea
Al día siguiente, el barco pasó frente a la isla Quío, y un día más tarde llegamos al puerto de Samos, porque Pablo no quería pasar a Éfeso ni perder mucho tiempo en la provincia de Asia. Lo que desea
Es conveniente tomar continuamente en consideración el versículo Hechos, 20:15 de La Biblia con la finalidad de meditar acerca de él.Tal vez deberíamos hacernos la pregunta ¿Qué trataba de manifestarnos Dios, Creador del Cielo y de la Tierra con el versículo Hechos, 20:15? ¿Cuáles son las ocasiones de nuestro día a día en que podemos llevar a la práctica aquello que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Hechos, 20:15 de La Biblia?
Hacer un análisis profundo en relación con el versículo Hechos, 20:15 nos ayuda a ser mejores personas y a elevar nuestra alma hacia Dios, por ese motivo es bueno apoyarse en el versículo Hechos, 20:15 en todas aquellas ocasiones en que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir de modo que podamos saber cómo actuar o para traer paz a nuestros corazones.