No he querido para mí mismo ni el dinero ni la ropa de nadie
La plata, o el oro, ó el vestido de nadie he codiciado.
Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.
Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.
La plata, o el oro, o el vestido de nadie he codiciado.
La plata, o el oro, o el veſtido, de nadie he cudiciado.
No he querido para mí mismo ni el dinero ni la ropa de nadie
No he querido para mí mismo ni el dinero ni la ropa de nadie
No he apetecido ni dinero ni vestidos de nadie.
Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado.
Nunca he querido la plata ni el oro ni la ropa de nadie.
No he apetecido ni dinero ni vestidos de nadie.
»Jamás he codiciado el dinero ni la ropa lujosa de nadie.
Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado.
»Yo nunca he codiciado la plata ni el oro ni la ropa de nadie.
No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie.
De nadie codicié plata, ni oro, ni ropa.
“No he codiciado ni la plata ni el oro ni el vestido de nadie.
Nunca he codiciado la plata ni el oro ni el vestido de nadie.
La plata, ó el oro, ó el vestido de nadie he codiciado.
»Nunca he querido que me den dinero ni ropa.
»Nunca he querido que me den dinero ni ropa.
Es preciso tomar constantemente en cuenta el versículo Hechos, 20:33 de los Textos Sagrados que componen la Biblia de manera que podamos meditar acerca de él. ¿Qué quiso decirnos Nuestro Padre que está en los Cielos con el versículo Hechos, 20:33? ¿En qué momentos de nuestro día a día tenemos la oportunidad de hacer valer aquello que hemos aprendido gracias al versículo Hechos, 20:33 de la Santa Biblia?
Meditar en relación con el versículo Hechos, 20:33 nos resulta fundamental para llegar a a ser más agradables a los ojos de el Creador del Cielo y de la Tierra y a elevar nuestra alma hacia Dios, ese es el motivo por el cual es aconsejable acudir al versículo Hechos, 20:33 siempre que nos pueda servir de guía de modo que podamos saber cómo proceder o para traer la serenidad a nuestros corazones y almas.