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San Mateo, 8:2

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San Mateo, 8:2

En esto se le acercó un hombre enfermo de lepra, el cual se puso de rodillas delante de él y le dijo: —Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.


Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quisieres, puedes limpiarme.


Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.


En esto se le acercó un leproso y se postró ante él, diciendo: —Señor, si quieres, puedes limpiarme.


Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.


Y heaqui vn leproso vino, y adorólo diziendo, Señor, ſi quisieres, puedes me limpiar.


En esto se le acercó un hombre enfermo de lepra, el cual se puso de rodillas delante de él y le dijo: —Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.


En esto se le acercó un hombre enfermo de lepra, el cual se puso de rodillas delante de él y le dijo: —Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.


En esto se le acercó un leproso, que se postró ante él y le dijo: — Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.


Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante Él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.


Entonces un leproso se arrodilló delante de él y le dijo: —Señor, si quieres, puedes quitarme esta enfermedad.


En esto se le acercó un leproso, que se postró ante él y le dijo: —Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.


cuando, de pronto, un leproso se le acercó y se puso de rodillas ante él. ―Señor —suplicó el leproso—, si quieres, puedes curarme.


Y se acercó un leproso y se postró ante Él, diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme».


De repente, un hombre con lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor —dijo el hombre—, si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio.


Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo.


Ocurrió que un leproso se acercó, se postraba ante Él y decía: Señor, si quieres, puedes limpiarme.


Y he aquí vino un leproso y se postró ante él diciendo: —¡Señor, si quieres, puedes limpiarme!


Un leproso se le acercó, se arrodilló ante él y le dijo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.»


Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quisieres, puedes limpiarme.


De pronto, un hombre que tenía lepra se acercó a Jesús, se arrodilló delante de él y le dijo: —Señor, yo sé que tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo?


De pronto, un hombre que tenía lepra se acercó a Jesús, se arrodilló delante de él y le dijo: —Señor, yo sé que tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo?


El versiculo San Mateo, 8:2 de La Santa Biblia es algo que es conveniente tomar continuamente en consideración con el propósito de analizarlo y pensar acerca de él.Quizás deberíamos preguntarnos ¿Qué pretendía decirnos Dios Nuestro Señor con el versículo San Mateo, 8:2? ¿Cuáles son las ocasiones de nuestro día a día en que tenemos la oportunidad de hacer valer lo que hemos alcanzado a saber gracias al versículo San Mateo, 8:2 de la Santa Biblia?

Discurrir y recapacitar en relación con el versículo San Mateo, 8:2 nos supone una ayuda a ser mejores cristianos y a avanzar en nuestro camino hacia la Gracia de Dios, por esa razón es bueno recurrir al versículo San Mateo, 8:2 cuando creamos que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir para saber cómo proceder o para traer el sosiego a nuestras almas.