El capitán contestó: —Señor, yo no merezco que entres en mi casa; solamente da la orden, y mi criado quedará sano.
Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará.
Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
Respondió el centurión y dijo: —Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado sanará
Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di con la palabra, y mi criado sanará.
Y respondió el Centurion, y dixo, Señor no ſoy digno que entres debaxo de mi techumbre: mas solamente di con la palabra, y mi moço sanará.
El capitán contestó: —Señor, yo no merezco que entres en mi casa; solamente da la orden, y mi criado quedará sano.
El capitán contestó: —Señor, yo no merezco que entres en mi casa; solamente da la orden, y mi criado quedará sano.
Pero el oficial le respondió: — Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa. Pero una sola palabra tuya bastará para que sane mi asistente.
Pero el centurión respondió y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra y mi criado quedará sano.
El capitán le contestó: —Señor, no merezco que vayas a mi casa, pero tan sólo da la orden y mi siervo quedará sanado.
Pero el oficial le respondió: —Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa. Pero una sola palabra tuya bastará para que sane mi asistente.
―Señor —le dijo entonces el capitán—, no soy digno de que vayas a mi casa. Desde aquí mismo puedes ordenar que se sane mi criado y se sanará.
Pero el centurión respondió: «Señor, no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado quedará sano.
—Señor —dijo el oficial—, no soy digno de que entres en mi casa. Tan solo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará.
—Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano.
Pero el centurión le contestó: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Pero solo dí la palabra, y mi esclavo sanará.
Respondió el centurión y dijo: —Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo. Solamente di la palabra y mi criado será sanado.
El centurión le respondió: «Señor, yo no soy digno de que entres a mi casa. Pero una sola palabra tuya bastará para que mi criado sane.
Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará.
Pero el capitán respondió: —Señor Jesús, yo no merezco que entre usted en mi casa. Basta con que ordene desde aquí que mi sirviente se sane y él quedará sano.
Pero el capitán respondió: —Señor Jesús, yo no merezco que entre usted en mi casa. Basta con que ordene desde aquí que mi sirviente se sane y él quedará sano.
Es aconsejable tener siempre presente el versículo San Mateo, 8:8 de La Santa Biblia con la finalidad de hacer una reflexión sobre él.Seguramente sería bueno preguntarse ¿Qué trataba de manifestarnos Nuestro Padre Todopoderoso con el versículo San Mateo, 8:8? ¿En qué momentos de nuestro día a día podemos recurrir a lo que hemos alcanzado a saber gracias al versículo San Mateo, 8:8 de la Santa Biblia?
Meditar acerca de el versículo San Mateo, 8:8 nos supone una ayuda a ser más agradables a los ojos de el Creador del Cielo y de la Tierra y a avanzar en nuestro camino hacia la Gracia de Dios, por esa razón es aconsejable acudir al versículo San Mateo, 8:8 cuando creamos que pueda servirnos de guía de modo que podamos saber cómo actuar o para traer el sosiego a nuestras almas.