<

1 Tesalonicenses, 2:7

>

1 Tesalonicenses, 2:7

Aunque muy bien hubiéramos podido hacerles sentir el peso de nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos hicimos como niños entre ustedes. Como una madre que cría y cuida a sus propios hijos


Antes fuimos blandos entre vosotros como la que cría, que regala á sus hijos


Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.


Antes bien, nos portamos con ternura entre vosotros, como cuida una madre con amor a sus propios hijos.


¶ Antes fuimos blandos entre vosotros como la que cría, que regala a sus hijos.


Antes fuemos blandos entre vosotros, como la que cria que regala ſus hijos


Aunque muy bien hubiéramos podido hacerles sentir el peso de nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos hicimos como niños entre ustedes. Como una madre que cría y cuida a sus propios hijos


Aunque muy bien hubiéramos podido hacerles sentir el peso de nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos hicimos como niños entre ustedes. Como una madre que cría y cuida a sus propios hijos


Y aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos habernos presentado con todo el peso de la autoridad, preferimos comportarnos entre ustedes con dulzura, como una madre que cuida de sus hijos.


Más bien demostramos ser benignos entre vosotros, como una madre que cría con ternura a sus propios hijos.


Como apóstoles de Cristo podríamos haber impuesto nuestra autoridad, pero hemos sido muy tiernos con ustedes con ese cariño que una mamá de leche muestra hacia los hijos que ella misma concibió.


Y aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos habernos presentado con todo el peso de la autoridad, preferimos comportarnos entre ustedes con dulzura, como una madre que cuida de sus hijos.


Como somos apóstoles de Cristo, hubiéramos podido ser exigentes con ustedes; sin embargo, los tratamos con ternura, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos.


Más bien demostramos ser benignos entre ustedes, como una madre que cría con ternura a sus propios hijos.


Como apóstoles de Cristo, sin duda teníamos el derecho de hacerles ciertas exigencias; sin embargo, fuimos como niños entre ustedes. O bien, fuimos como una madre que alimenta y cuida a sus propios hi


Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza. Como una madre que amamanta y cuida a sus hijos


Aunque podríamos insistir en nuestra importancia como apóstoles de Cristo, más bien fuimos en medio de ustedes como una madre de crianza que acaricia a sus propios hijos.


Más bien, entre ustedes fuimos tiernos, como la nodriza que cría y cuida a sus propios hijos.


En vez de eso, los hemos tratado con ternura, con el mismo cuidado de una madre por sus hijos.


Antes fuimos blandos entre vosotros como la que cría, que regala á sus hijos


Como somos apóstoles de Cristo, pudimos haberles exigido que nos ayudaran, pero no lo hicimos. En vez de eso, cuando estuvimos con ustedes, los tratamos con mucho cariño y ternura, como una madre que


Como somos apóstoles de Cristo, pudimos haberles exigido que nos ayudaran, pero no lo hicimos. En vez de eso, cuando estuvimos con ustedes, los tratamos con mucho cariño y ternura, como una madre que


El versiculo 1 Tesalonicenses, 2:7 de La Sagrada Biblia consiste en algo que es conveniente tomar constantemente en cuenta con el propósito de meditar en torno a él.Probablemente sería bueno preguntarse ¿Qué trataba de decirnos Nuestro Padre que está en los Cielos con el versículo 1 Tesalonicenses, 2:7? ¿En qué coyunturas de nuestra vida diaria podemos poner en práctica aquello que aprendemos gracias al versículo 1 Tesalonicenses, 2:7 de La Sagrada Biblia?

Meditar en torno a lo que se refiere el versículo 1 Tesalonicenses, 2:7 nos ayuda a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a avanzar en nuestro camino hacia la Gracia de Dios, por esa razón es conveniente recurrir al versículo 1 Tesalonicenses, 2:7 cada vez que necesitemos palabras que nos inspiren y guíen de modo que podamos saber cómo actuar o para traer el sosiego a nuestros corazones y almas.