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Deuteronomio, 2:37

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Deuteronomio, 2:37

Los únicos territorios que no atacamos fueron los siguientes: el de los amonitas, toda la región del río Jaboc, las ciudades de la montaña, y todos los demás lugares que el Señor nuestro Dios nos habí


Solamente á la tierra de los hijos de Ammón no llegaste, ni á todo lo que está á la orilla del arroyo de Jaboc ni á las ciudades del monte, ni á lugar alguno que Jehová nuestro Dios había prohibido.


Solamente a la tierra de los hijos de Amón no llegamos; ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová nuestro Dios había prohibido.


Solamente no llegamos a la tierra de los hijos de Amón, ni a todo lo que está a la orilla del arroyo Jaboc, ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová, nuestro Dios, había prohibido.


Solamente a la tierra de los hijos de Amón no llegaste, ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que el SEÑOR nuestro Dios había prohibido.


Solamente à la tierra de los hijos de Ammon no llegaste, ni à todo loque eſtá à la orilla del arroyo de Ieboc, ni à las ciudades del monte, y à todo loque Iehoua nuestro Dios mandó.


Los únicos territorios que no atacamos fueron los siguientes: el de los amonitas, toda la región del río Jaboc, las ciudades de la montaña, y todos los demás lugares que el Señor nuestro Dios nos habí


Los únicos territorios que no atacamos fueron los siguientes: el de los amonitas, toda la región del río Jaboc, las ciudades de la montaña, y todos los demás lugares que el Señor nuestro Dios nos habí


Sólo dejaste de invadir el territorio amonita, la cuenca del Yaboc, los pueblos de la montaña y los lugares que el Señor nuestro Dios nos había prohibido conquistar.


Solamente no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón, a todo lo largo del arroyo Jaboc, ni a las ciudades del monte, todo lo que el SEÑOR nuestro Dios había prohibido.


Lo único a lo que no nos acercamos, conforme a la orden del SEÑOR, fue a la tierra de los amonitas que incluía todo lo que está a la orilla del arroyo Jaboc y las ciudades de la región montañosa.


Solo dejaste de invadir el territorio amonita, la cuenca del Yaboc, los pueblos de la montaña y los lugares que el Señor nuestro Dios nos había prohibido conquistar.


Sin embargo, permanecimos alejados de los amonitas, del río Jaboc y de las ciudades del monte, y de todos los lugares a los que el SEÑOR nuestro Dios nos había prohibido entrar.


Pero, conforme a todo lo que el SEÑOR nuestro Dios había prohibido, no te acercaste a la tierra de los amonitas, a todo lo largo del arroyo Jaboc, ni a las ciudades del monte.


Sin embargo, evitamos pasar por la tierra de los amonitas, a lo largo del río Jaboc, y también por las ciudades de la zona montañosa, o sea todos los lugares que el SEÑOR nuestro Dios nos ordenó no to


Sin embargo, conforme a la orden del SEÑOR nuestro Dios, no nos acercamos al territorio amonita, es decir, a toda la franja que se extiende a lo largo del arroyo Jaboc, ni a las ciudades de la región


Solo no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón, a ninguna parte del arroyo Jaboc, ni a las ciudades de la región montañosa, según todo lo que YAVÉ nuestro ʼELOHIM nos mandó.


Solamente no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón ni a todo lo que está junto al río Jaboc ni a las ciudades de la región montañosa, según todo lo que el SEÑOR nuestro Dios nos había mandado.


A donde no llegamos fue a la tierra de los hijos de Amón, ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc, ni a las ciudades del monte, ni a ningún lugar que el Señor nuestro Dios nos había proh


Solamente á la tierra de los hijos de Ammón no llegaste, ni á todo lo que está á la orilla del arroyo de Jaboc ni á las ciudades del monte, ni á lugar alguno que Jehová nuestro Dios había prohibido.


Los únicos territorios que no atacamos fueron el de los amonitas, que está en la región del río Jaboc, el de las ciudades de la montaña, y todos los que Dios nos ordenó no atacar.


Los únicos territorios que no atacamos fueron el de los amonitas, que está en la región del río Jaboc, el de las ciudades de la montaña, y todos los que Dios nos ordenó no atacar.


El versiculo Deuteronomio, 2:37 de los Textos Sagrados que componen la Biblia es algo que es muy recomendable tomar continuamente en cuenta con el objetivo de hacer una reflexión acerca de él.Probablemente sería acertado cuestionarse ¿Qué pretendía proponernos Dios Nuestro Señor con el versículo Deuteronomio, 2:37? ¿En qué ocasiones de nuestra vida cotidiana podemos aprovechar aquello que hemos aprendido gracias al versículo Deuteronomio, 2:37 de la Santa Biblia?

Hacer un análisis profundo acerca de el versículo Deuteronomio, 2:37 nos supone una ayuda a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a acercarnos más a Dios, por ese motivo es aconsejable apoyarse en el versículo Deuteronomio, 2:37 siempre que pueda servirnos de guía y así saber cómo actuar o para traer la serenidad a nuestros corazones y almas.