Israel estaba consagrada a mí, era lo mejor de mi cosecha. Si alguien le hacía daño, yo lo castigaba enviándole calamidades. Yo, el Señor, lo afirmo.»
Santidad era Israel á Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoran pecarán; mal vendrá sobre ellos, dice Jehová.
Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová.
Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que lo devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová.»
Santidad era Israel al SEÑOR, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoran serán hallados culpables; mal vendrá sobre ellos, dice el SEÑOR.
Sanctidad era entonces Iſrael à Iehoua, primicias desus nueuos frutos: todos los que lo comẽ, peccarán: mal vendrá ſobre ellos, dize Iehouá.
Israel estaba consagrada a mí, era lo mejor de mi cosecha. Si alguien le hacía daño, yo lo castigaba enviándole calamidades. Yo, el Señor, lo afirmo.»
Israel estaba consagrada a mí, era lo mejor de mi cosecha. Si alguien le hacía daño, yo lo castigaba enviándole calamidades. Yo, el Señor, lo afirmo.»
Israel estaba consagrado al Señor, era el fruto primero de su cosecha; quienes comían de él, sufrían las consecuencias, el castigo se cernía sobre ellos —oráculo del Señor—.
Santo era Israel para el SEÑOR, primicias de su cosecha; todos los que comían de ella se hacían culpables; el mal venía sobre ellos” —declara el SEÑOR».
El pueblo de Israel existe solo para que el SEÑOR lo disfrute: como la primera cosecha de uvas pare el vino. Todos los que tomaron lo que querían para ellos recibía su castigo, el desastre caía sobre
Israel estaba consagrado al Señor, era el fruto primero de su cosecha; quienes comían de él, sufrían las consecuencias, el castigo se cernía sobre ellos —oráculo del Señor—.
En aquellos días Israel era un pueblo santo, el primogénito de mis hijos. A todos los que lo perjudicaban se les culpaba gravemente, y eran castigados con mucha rigidez.
Santo era Israel para el SEÑOR, Primicias de Su cosecha; Todos los que comían de ella se hacían culpables; El mal venía sobre ellos’, declara el SEÑOR” ».
En esos días Israel estaba consagrado al SEÑOR; era el primero de sus hijos. Todos los que lastimaron a su pueblo fueron declarados culpables, y sobre ellos cayó la calamidad. ¡Yo, el SEÑOR, he hablad
Israel estaba consagrado al SEÑOR, era las primicias de su cosecha; todo el que comía de él sufría las consecuencias, les sobrevenía la calamidad”», afirma el SEÑOR.
Israel era santo para YAVÉ, primicias de su cosecha. Todos los que comieron de ellas fueron culpables. La aflicción cayó sobre ellos, dice YAVÉ.
Santo era Israel para el SEÑOR, primicia de su cosecha. Todos los que lo devoraban eran culpables, y el mal recaía sobre ellos’, dice el SEÑOR”.
Israel estaba consagrada al Señor. Era como los primeros frutos de su cosecha. Todos los que la devoraban tenían que cargar con su culpa; el mal les sobrevenía. —Palabra del Señor.
Santidad era Israel á Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoran pecarán; mal vendrá sobre ellos, dice Jehová.
«Jeremías, ve y diles de mi parte a todos los habitantes de Jerusalén: “Yo recuerdo, pueblo de Israel, que en tus primeros años me amabas solo a mí. Parecías una novia enamorada y me seguiste por el d
«Jeremías, ve y diles de mi parte a todos los habitantes de Jerusalén: “Yo recuerdo, pueblo de Israel, que en tus primeros años me amabas solo a mí. Parecías una novia enamorada y me seguiste por el d
El versiculo Jeremías, 2:3 de los Textos Sagrados que componen la Biblia consiste en algo que es aconsejable tener continuamente presente con el fin de reflexionar en torno a él.Probablemente sería adecuado preguntarse ¿Qué trataba de decirnos Dios Nuestro Señor con el versículo Jeremías, 2:3? ¿Cuáles son las ocasiones de nuestro día a día en que podemos poner en práctica aquello que aprendemos gracias al versículo Jeremías, 2:3 de La Biblia?
Discurrir y recapacitar sobre el versículo Jeremías, 2:3 nos ayuda a ser mejores cristianos y a elevar nuestra alma hacia Dios, por ese motivo es oportuno acudir al versículo Jeremías, 2:3 cuando creamos que necesitemos palabras que nos inspiren y guíen de modo que podamos saber qué pasos dar o para traer la tranquilidad a nuestros corazones y almas.