Por segunda vez se fue, y oró así: «Padre mío, si no es posible evitar que yo sufra esta prueba, hágase tu voluntad.»
Otra vez fué, segunda vez, y oró diciendo: Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Otra vez fue y oró por segunda vez, diciendo: «Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.»
Otra vez fue, segunda vez, y oró diciendo: Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Otra vez fué, segunda vez, y oró diziendo, Padre mio, ſi no puede eſte vaſo paſſar de mi ſin que yo lo beua, hagase tu voluntad.
Por segunda vez se fue, y oró así: «Padre mío, si no es posible evitar que yo sufra esta prueba, hágase tu voluntad.»
Por segunda vez se fue, y oró así: «Padre mío, si no es posible evitar que yo sufra esta prueba, hágase tu voluntad.»
Por segunda vez se alejó de ellos y oró así: — Padre mío, si no es posible que esta copa de amargura pase sin que yo la beba, hágase lo que tú quieras.
Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si esta no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Una vez más, se fue y oró así: «Padre mío, si no es posible que me quites esta copa, haz lo que tú quieras».
Por segunda vez se alejó de ellos y oró así: —Padre mío, si no es posible que esta copa de amargura pase sin que yo la beba, hágase lo que tú quieras.
Y se apartó de nuevo a orar: «Padre mío, si no puedes apartar de mí esta copa, hágase tu voluntad».
Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: «Padre Mío, si esta copa no puede pasar sin que Yo la beba, hágase Tu voluntad».
Entonces Jesús los dejó por segunda vez y oró: «¡Padre mío! Si no es posible que pase esta copa a menos que yo la beba, entonces hágase tu voluntad».
Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad».
Fue de nuevo y habló con Dios por segunda vez: ¡Padre mío, si esto no puede pasar sin que lo beba, sea hecha tu voluntad!
Por segunda vez se apartó y oró diciendo: —Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Otra vez fue y oró por segunda vez, y dijo: «Padre mío, si esta copa no puede pasar de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad.»
Otra vez fué, segunda vez, y oró diciendo. Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Jesús se fue a orar otra vez, y en su oración decía: —Padre, si tengo que pasar por este sufrimiento, estoy dispuesto a obedecerte.
Jesús se fue a orar otra vez, y en su oración decía: —Padre, si tengo que pasar por este sufrimiento, estoy dispuesto a obedecerte.
Es preciso tomar continuamente en consideración el versículo San Mateo, 26:42 de La Santa Biblia a fin de hacer una reflexión sobre él. ¿Qué pretendía proponernos Dios Padre con el versículo San Mateo, 26:42? ¿Cuáles serán las coyunturas de nuestro día a día en que tenemos la oportunidad de hacer valer lo que aprendemos gracias al versículo San Mateo, 26:42 de Las Sagradas Escrituras?
Hacer un análisis profundo en relación con el versículo San Mateo, 26:42 es un gran aporte que nos permite a ser capaces de acercarnos más al mensaje de Nuestro Señor y a elevar nuestra alma hacia Dios, por esa cuestión es bueno servirse del versículo San Mateo, 26:42 en todas aquellas ocasiones en que pueda servirnos de guía y así saber cómo actuar o para traer paz a nuestras almas.