35 (36) Tú me proteges y me salvas, me sostienes con tu mano derecha; tu bondad me ha hecho prosperar.
Dísteme asimismo el escudo de tu salud: Y tu diestra me sustentó, Y tu benignidad me ha acrecentado.
Me diste asimismo el escudo de tu salvación; Tu diestra me sustentó, Y tu benignidad me ha engrandecido.
Me diste asimismo el escudo de tu salvación; tu diestra me sustentó y tu benignidad me ha engrandecido.
Me diste asimismo el escudo de tu salud; y tu diestra me sustentará, y tu mansedumbre me multiplicará.
Que enseña mismanos para la batalla; y el arco de azero ſerá quebrado con mis braços.
quien me entrena para la batalla, quien me da fuerzas para tensar arcos de bronce.
35 (36) Tú me proteges y me salvas, me sostienes con tu mano derecha; tu bondad me ha hecho prosperar.
adiestra mis manos para la guerra y mis brazos para tensar arco de bronce.
Tú me has dado también el escudo de tu salvación; tu diestra me sostiene, y tu benevolencia me engrandece.
Dios mío, me has dado el escudo de tu salvación, has sido mi apoyo y me has ayudado a prosperar.
Me ofreces tu escudo protector, tu diestra me sostiene, tu benevolencia me engrandece.
Me has dado tu salvación como escudo. Tu mano derecha, SEÑOR, me sostiene; tu bondad me ha engrandecido.
Tú me has dado también el escudo de Tu salvación; Tu diestra me sostiene, Y Tu benevolencia me engrandece.
Me has dado tu escudo de victoria. Tu mano derecha me sostiene; tu ayuda me ha engrandecido.
Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar.
Me diste también el escudo de tu salvación, Tu mano derecha me sostuvo Y tu benignidad me engrandeció.
Me has dado el escudo de tu salvación; tu mano derecha me ha sustentado, y tu condescendencia me ha engrandecido.
Tú me diste el escudo de tu salvación, me sostuviste con tu mano derecha, y con tu bondad me engrandeciste.
Dísteme asimismo el escudo de tu salud: Y tu diestra me sustentó, Y tu benignidad me ha acrecentado.
35 (36) Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria.
35 (36) Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria.
Es conveniente tomar constantemente en cuenta el versículo Salmos, 18:35 de La Santa Biblia con la finalidad de hacer una reflexión sobre él. Acaso deberíamos preguntarnos ¿Qué pretendía proponernos Dios con el versículo Salmos, 18:35? ¿Cuáles son las ocasiones de nuestro día a día en que seremos capaces de hacer valer lo que hemos alcanzado a saber gracias al versículo Salmos, 18:35 de La Biblia?
Discurrir y recapacitar en relación con el versículo Salmos, 18:35 nos supone una ayuda a ser mejores personas y a avanzar en nuestro camino hacia la Gracia de Dios, por ese motivo es útil acudir al versículo Salmos, 18:35 cuando creamos que pueda servirnos de guía y así saber en qué forma acturar o para traer la serenidad a nuestros corazones.